En el panorama post pandemia es donde el derecho al trabajo para las mujeres se presenta crucial para conseguir su independencia, porque si albergábamos algunas esperanzas de retornar a la normalidad con garantías laborales fortalecidas y renovadas, el camino que estamos transitando nos dirige a la situación anterior e incluso a cotas más altas de precarización, temporalidad y perdida de igualdad para las mujeres que siguen haciendo imprescindible la lucha.
En Castilla-La Mancha la tasa de paro de las mujeres se sitúa en un 23,83% en 2020 duplicando la tasa de paro masculina; y de esta forma callada, muchas mujeres han vuelto a la casa de donde nunca lograron salir, el teletrabajo no ha funcionado y la conciliación se muestra enquistada en las mujeres ya que mayoritariamente son quienes la ejercen.
Ante este panorama las soluciones no pasan por pagar más a los hombres por excedencias y reducciones de jornada cuando vivimos en una sociedad que desprecia el papel de los cuidados como trabajo menor. Sabemos que ese dinero también se empleará en pagar a otras mujeres para que se encarguen de los cuidados que menores, mayores y dependientes necesitan antes que como sociedad enfrentarnos a la realidad y constatar que todo depende de un sistema público de cuidados y de la implicación social e institucional.
Para poner en marcha el sistema público de cuidados ahora y siempre es imprescindible el fortalecimiento de los servicios públicos, porque en su ausencia y debilidad serán las mujeres las que paguen los platos rotos sin poder acceder a trabajos dignos por carecer de experiencia o no poder desprenderse de un suelo pegajoso que cierra el círculo de la precarización.
Este primero de mayo reclamamos, con todas las precauciones que requiere la situación sanitaria, en las calles, junto con nuestras compañeras sindicalistas por las trabajadoras, migrantes, temporeras, paradas y estudiantes, empleos dignos y derechos laborales, por un cambio de modelo productivo y por el desarrollo de políticas de empleo hacia una economía sostenible, de cuidados, digital y con empleos estables.
La dignidad laboral y salarial de las mujeres apuntala la cohesión social.