Cuando hace un par de semanas me llegó una invitación para asistir a la presentación de una “Cátedra de Química Sostenible” creí que era una broma de algún colega.
Cuando días después vi en la prensa que se había realizado un acto institucional para la presentación, la broma cambió a estupefacción.
Dejando aparte lo ridículo que resulta que el PSOE haya presentado no sé cuántas cátedras en los últimos meses, que no tienen nada que ver con la universidad, ni sirven para nada que no sea que algunos ganen dinero, en un intento, que no cuela, de tapar que “ese partido esté impidiendo que se constituyan en Puertollano centros universitarios de verdad”.
Nada de lo que toca la química se puede sostener porque la química es la ciencia de transformar unas sustancias en otras. El carbón se transforma en CO2 y nos da calor. Ese CO2 en las fábricas de fertilizantes se transforma en abonos nitrogenados. Unos químicos sintetizan una molécula que inhibe la acción del cromosoma mensajero y con eso se logra una de las vacunas más importantes contra el COVID19. Pero ni el carbón ni el CO2 ni los reactivos utilizados son sostenibles. Desaparecen por la acción de la reacción química. “El objetivo de la química es transformar no sostener lo existente”.
Los ecologistas han puesto de moda el concepto de sostenible como algo que puede mantenerse a largo plazo sin agotar los recursos. Lamentablemente, la química tampoco es sostenible en este sentido de la palabra. Porque siempre que se produce un proceso químico real es un proceso no reversible y el segundo principio de la Termodinámica establece, expresándolo de una de las maneras más sencilla, que “No es posible que un proceso cíclico evolucione de forma que el sistema en el que ocurre y su entorno puedan volver a la vez al mismo estado del que partieron”. Uno, otro o los dos se degradan, y lo que se pierde va a aumentar el caos, esto es, a maximizar la entropía del universo. El segundo principio establece entre otras cosas que eso que llaman economía circular es imposible y que cualquier proceso degrada parte de la materia y la energía y por tanto no es sostenible. Por eso la pretendida Cátedra o es química o es sostenible. Pero las dos cosas a la vez, no. Ni siquiera el PSOE es capaz de contradecir el segundo principio. Aunque parece que sí son capaces de intentarlo.