En un país tan refranero como España, existen multitud de dichos, aforismos, requiebros y cuñadismos (cómo no) que podríamos aplicar a la crisis que nos acaba de acontecer. Ojo, no me refiero a la COVID-19; esa aún no ha terminado. Si el amable lector me lo permite, me centraré en la crisis sanitaria y le aplicaré, traído por los pelos si se quiere, uno de nuestros refranes más conocidos y potentes: el que dice “No hay mal que por bien no venga.”
No es plato de gusto el ver cómo un sistema sanitario autocalificado como de los mejores del mundo roza la saturación, o la supera en determinados lugares y circunstancias. No es agradable comprobar, a base de muertos y dramas personales, que los recortes y la aplicación de gestiones neoliberales en ámbitos tan delicados como el de la salud pública traen consecuencias. (Un inciso: úsese el mismo razonamiento para la educación, la seguridad social o las políticas de empleo).
Pero siguiendo con el refrán, la sanidad pública y nuestro entorno, no cabe duda de que una de las escasas consecuencias positivas que habrá tenido esta crisis ha sido el resurgimiento de la conciencia de precariedad, cuando no directamente abandono, que sufre desde su creación nuestro hospital. Ha vuelto con fuerza la reivindicación del servicio de UCI, e incluso se plantea seriamente desde ciertos sectores la reformulación del plan funcional que, tras nacer para no ser cumplido, fue esquilmado nuevamente a principios de esta década. En 2012 desapareció, sin justificación técnica alguna, el servicio de microbiología por citar alguno. (Otro inciso, doble: no fue sólo el hospital, ni sólo esa vez, lo recortado a los tomelloseros; en 2016 se eliminó el servicio de Tesorería de la Seguridad Social para recentralizarlo en Alcázar; hace escasamente dos años, en 2018, se eliminó del laboratorio del hospital de Tomelloso una prueba sencilla (sangre en heces) también para ser hecha desde el Mancha Centro. Pero: no se ha escuchado en este tiempo gran alboroto por parte de los políticos locales (gobierno u oposición indistintamente) por esta sangría de servicios que no cesa.
No cesa, y no tiene trazas de corregirse. Para muestra, lo que acaba de ocurrir ahora mismo, de nuevo en nuestro hospital. Espero poder contarlo bien para que se entienda en su verdadera dimensión y las implicaciones terribles que conlleva. Primero, expondré los hechos tal cual han sucedido. Después trataré a exponer mis conclusiones.
Allá vamos.
Poca gente sabe que desde que se inauguró, el Hospital General de Tomelloso, a pesar de contar con un laboratorio amplio y equipado para ello, no realiza ningún análisis proveniente de los centros de salud de su gerencia: Argamasilla, Pedro Muñoz, Socuéllamos y los dos de Tomelloso envían a diario por valija sanitaria sus muestras al hospital Mancha Centro. Todos los tubos, frascos y muestras viajan cómodamente un montón de kilómetros en sus neveritas.
Por iniciativa de los responsables del servicio de analítica, y tras el oportuno visto bueno de la dirección del HGT, se decidió acometer la realización de dichos análisis directamente en el laboratorio local, ante la existencia de personal y aparataje perfectamente capaces. La decisión se comunicó al personal, que la acogió con entusiasmo, fijándose la fecha de inicio del cambio para el martes 16 de junio.
El lunes se comunicó telefónicamente al servicio de Analítica del Área Sanitaria Mancha Centro la nueva operativa, y dado que este cambio no estaba protocolizado, se indicó al responsable del transporte para Argamasilla y Tomelloso que llevase las muestras al hospital local en vez de a Alcázar. La intención era comunicarlo seguidamente a los responsables de Pedro Muñoz y Socuéllamos.
El miércoles se recibió respuesta desde el Hospital Mancha Centro, negándose a admitir este cambio y amenazando directamente con no procesar ninguna prueba proveniente de Tomelloso, si se persistía en el camino emprendido.
El jueves, se recibió comunicación oficial anunciando que por orden directa de la Gerente del Sescam, Dª Regina Leal, desde el lunes siguiente 22 de junio se tendrían que volver a mandar las muestras a analizar a Alcázar.
Desde el martes 16 al viernes 19, todas las muestras provenientes de usuarios de Argamasilla y Tomelloso han sido analizadas perfectamente y sin una sola incidencia en el laboratorio del Hospital General de Tomelloso, obteniéndose una ganancia neta de tiempo y seguridad en los resultados de difícil discusión. Pero aun así, la orden es tajante y las muestras se volverán a enviar a otro hospital. Neveritas, adelante.
Permítanme hacer algunos comentarios. Les ruego busquen y divulguen sus propias conclusiones.
La creación del Hospital de Tomelloso supuso para el Hospital Mancha Centro una inmensa ampliación física, de servicios y concesiones, en una suerte de pago por el disgusto; pero al parecer no conformes con dicha mordida, desde el primer minuto se han aplicado a desmontar toda apariencia de identidad y propias capacidades de este nuestro centro. Amenazar con dejar de hacer todas las pruebas específicas si simplemente se realizan análisis rutinarios en un laboratorio equipado que está para eso, no es ninguna tontería. Tratan de mantener nuestro hospital, y a las pruebas me remito, como un superambulatorio más. El superambulatorio del superpueblo. Y lo más triste es que yo creo que todos lo sabemos: ellos, y nosotros.
Hubo no hace tanto un alcalde en Alcázar de San Juan que defendió con gran vehemencia y notable éxito (para nuestro mal) la idea de una gran comarca manchega. Centralizada, naturalmente, allí. De manera que donde no se pudiera evitar que Tomelloso adquiriese algún servicio, se montase siempre en dependencia jerárquica o funcional del homólogo en Alcázar, que ya habría tiempo después para “organizar”. El truco es tan simple, que da vergüenza saberse timado una y otra vez. Consiste en hacer números. La agencia de la AEAT en Alcázar tramita un gran número de expedientes; una agencia propia en Tomelloso haría bajar ese número ¿a la mitad? y quizás incluso superase los datos de la supercomarca venida a menos. El laboratorio del Mancha Centro, realizando análisis que no tendría que elaborar, presenta ratios elevados que permiten más contrataciones, más compra de maquinaria o el traslado desde otros hospitales “que no las usan”… La TGSS, multitud de servicios y organismos públicos… sólo se salvan los juzgados, aunque pasaron 150 años desde la primera demarcación judicial hasta que nos concedieron partido propio y todavía eso no se ha traducido en otros servicios que corresponderían como notariado o demarcación electoral.
Históricamente, ha habido dos temas sensibles que provocaban la reacción inmediata en la “cabecera de la comarca”: el tren (esa bicha, ni mentarla) y el hospital.
Del primero, todos conocemos la historia reciente; cuando todo parecía a favor, la grave torpeza y desastre político del eslogan “AVE por Tomelloso” consiguió que hasta ahora nos hayan escamoteado lo que realmente necesitamos: la integración ferroviaria sin más.
Del segundo, ya hemos visto. Los que conocen el hospital un poco saben del día a día, de la subordinación, la desaparición de maquinaria y servicios. Se me olvidaba comentar que la mandamás del Sescam, Dª Regina, fue directora del Hospital Mancha Centro y al tiempo concejala de ese alcalde tan clarividente comentado antes: su postura respecto de la situación de los hospitales, y en general de las poblaciones en el reparto de servicios, no requerirá de mayor aclaración.
El principal argumento para mantener centralizaciones históricas de todo tipo que sólo se basan en la costumbre y la resistencia a perder influencia es, naturalmente, el dinero. Siempre se dice que es más barato un servicio grande centralizado que muchos pequeños. Pero como todo, tiene truco. Ya hemos visto lo que pasa con los análisis clínicos de los ambulatorios en la Gerencia de Tomelloso. ¿Es posible creer que es más barato enviar todas las neveras a Alcázar que hacerlo a un hospital 30 km más cercano? ¿Qué informe, que no sea el de “siempre se ha hecho”, avala tal proceder? Sólo un ejemplo más: las pruebas urgentes de PCR por CoV, que se envían expresamente y sin programación a Alcázar, suponen un gasto considerable sólo por el transporte; una pequeña máquina como la adquirida para ese hospital, aun siendo cara, quedaría rápidamente amortizada por el ahorro en los envíos. Pero ni se plantea: sólo puede haber un aparato así, y ya sabemos dónde.
Para concluir: tengo entendido que a estas alturas la alcaldesa ya es conocedora de lo ocurrido en el laboratorio. No tiene fácil solución este tema, ni mucho menos rápida. Si le rogaría que no se confunda al analizar la situación. Esta no es una cuestión sanitaria, sino que va mucho más allá. Tiene que ver con la supercomarca, el superpueblo que se pretende que seamos (y a lo que los propios tomelloseros penosamente contribuimos muy a menudo) y una estrategia pensada para un tiempo largo. Apóyese en los movimientos ciudadanos, pero no se deje llevar por ellos. Acuérdese del “AVE por Tomelloso” y no deje que otros alcaldes o alcaldesas lo timen. Defienda a Tomelloso por delante de todo, pero hágalo desde una postura institucional, inteligente, planificada desde los detalles más nimios y fáciles de resolver, que los hay, hasta las grandes cuestiones de fondo. Haga como los otros: parezca de capital, aunque no lo sea.
Jesús González