La nueva campaña de concienciación lanzada por la Consejería de Igualdad de Castilla-La Mancha quiere lograr con imágenes explícitamente impactantes lo que no ha sido posible durante años de políticas institucionales.
Ver mujeres muertas, heridas y bolsas de cadáveres no dejará a nadie indiferente parece decir la campaña y así llegará a las conciencias de los maltratadores y sus cómplices silentes que se replantearán su silencio y su violencia. Ha señalado la Consejera que una de las batallas que hay que librar es “la desensibilización de parte de la sociedad frente a este problema que provoca tanto dolor y sufrimiento evitable”, pero ¿estamos seguras que una campaña agresiva logrará sensibilizar a una sociedad que se desayuna con mujeres asesinadas y arrojadas en contenedores? Esta última semana han sido asesinadas cinco mujeres en siete días en una terrible entrada a la nueva normalidad.
Ya tuvimos hace algunos años una campaña similar por parte de la Dirección General de Tráfico para reducir los siniestros en carretera, con la cruda visión de muertos, heridos y familias destrozadas y nos llevó a muchas cuestionarnos la idoneidad de imágenes tan violentas. Tampoco ese “aire de Laura Palmer” lejano y aséptico que impregna la campaña es algo nuevo en publicidad y en cuanto a estrategia nos referimos debemos recordar que las campañas de impacto no se hacen para perdurar y que para erradicar la violencia ejercida sobre las mujeres, sino que se necesita conciencia de largo recorrido.
Tenemos claro que la sexualización de la imagen de las mujeres es perjudicial en todos los ámbitos pues nos muestran como objetos sin voluntad y por ley no se puede mostrar imágenes degradantes del cuerpo de las mujeres en publicidad, pero debemos cuestionarnos si mostrar a mujeres inertes y violentadas de forma explícita desde las campañas institucionales, por mucha ficción que sea, contribuye a liberar y/o concienciar.
De nuevo las mujeres son el objetivo y las señaladas por la campaña institucional, como en tantas otras ocasiones. ¿Para cuándo una campaña institucional que se centre en asesinos y agresores, tal y como se marca en el objetivo 25 del eje número 1 del Pacto de Violencia de Género? Este objetivo lo deja claro cuando se refiere a campañas de sensibilización y prevención: poner el foco en el maltratador.
También el objetivo 24 añade que las campañas “deben focalizarse en el rechazo al maltratador y presentar ejemplos de mujeres fuertes y valientes, sin recurrir al cliché de las víctimas”, algo que no parece muy “desvictimizador”, es presentar a una mujer dentro de una bolsa para cadáveres.
Por otro lado, pero nada alejado de esta campaña, estamos acostumbradas que tanto en ruedas de prensa o notas se desgranen el coste de las acciones que se emprenderán para luchar contra la violencia hacia las mujeres desde Castilla-La Mancha, pero agradeceríamos saber también cuánto cuestan esta y otras campañas publicitaria (aún no sabemos la inversión en servilletas, sombreros y rascas de “SIN un SÍ es un NO”) puesto que parece que en la relación del empleo del dinero siempre se olvida lo que han costado las campañas publicitarias.
Para terminar hay que remarcar que son necesarias estrategias, campañas, recursos materiales y humanos y mucha, mucha formación en todas las capas y ámbitos de la sociedad. Siempre es mejor educar que impactar, porque el impacto dura lo que dura la novedad y en la erradicación de la violencia hacia las mujeres se necesitan estrategias a largo plazo y por ahora ni asignaturas, ni teléfonos, ni recursos de acogida son suficientes para acabar con la sangría de vidas.