Jesús Sola, un ganadero de Tortuera (Guadalajara) ha hecho casi viral en toda España la iniciativa de donar una parte de sus recursos ganaderos en estos momentos de crisis a quien aún lo está pasando peor que ellos. «Esta pandemia afecta a todo el mundo, pero a los pobres aún les afecta más».
«La satisfacción es espectacular» ha precisado mientras cuantifica en cerca de medio millar de corderos y cabritos donados desde distintos puntos de España a los colectivos más vulnerables; una iniciativa a la que en el caso de Guadalajara se han sumado ya más de cincuenta los ganaderos, una cifra que recoge a gran parte del sector en la provincia.
Fue en ese momento cuando planteó al resto del grupo con el que comparte whatsApp la posibilidad de que, cada uno, en la medida en que pueda, donase cabritos y corderos a la gente más necesitada. «A partir de ahí se han ido sumando más y más compañeros y esto ha crecido como la pólvora», ha añadido.
Sola, muy satisfecho de que el proyecto, ha asegurado que ha tomado forma y está funcionando en todas las provincias de España, con más o menos movimiento pero en todo el país y con el apoyo también de empresas cárnicas, veterinarios y voluntarios que ayudan con la distribución.
En la zona de Molina de Aragón se han sumado prácticamente todos pero también del resto de Guadalajara y de las distintas provincias de Castilla-La Mancha, ha añadido.
La primera donación en la provincia e inmediaciones fue de una veintena de reses que se entregaron al comedor social de Cáritas de Guadalajara, a Cáritas de Alcalá de Henares (Madrid) y a la UVI móvil de Molina de Aragón, y hace apenas unos días se han llevado más corderos a Proyecto Hombre, Cruz Roja y a varias asociaciones de menores de la provincia.
Todo esto cuando la cabaña ganadera está viéndose muy afectada por esta crisis pero con el claro objetivo de «ayudar la gente que está peor incluso que nosotros», ha precisado Sola, tremendamente concienciado de que «donan lo que quieren y pueden».
«No se cómo lo soportaremos, habrá que pelear pero aunque es difícil, hay gente que lo pasa peor y también queremos pensar en ellos» ha incidido este molinés, ganadero de tercera generación, cuya idea ha calado en pleno.
Junto a su mujer cuentan con 1.800 reses y dos pastores que les ayudan y, aunque están pasando un mal momento desde el punto de vista económico, los despidos es en lo último que piensan ahora. «La intención es aguantar todo lo que podamos porque en estos negocios familiares, la gente que trabaja contigo termina siendo parte de tu familia», ha puntualizado complacido.