Hoy he invitado a un amigo de Alicante (Chimo) y a una amiga de Madrid (Carmen) a pasar el día en Tomelloso. Son las de las 8 de la mañana, es 10 de Noviembre, y acabo de leer en Twitter que se celebra el Día Mundial del Enoturismo, pero también elecciones generales. ¡No podría haber escogido una fecha mejor!
Obviamente, antes de disfrutar del día, he decidido regalar a cada uno de mis amigos un Diccionario Tomellosero, para que las “criaturas” entiendan las 4.800 palabras que van a escuchar hoy en este lugar de La Mancha.
Al llegar a Tomelloso a estas horas, “con la fresca”, lo que es oportuno y menester es “desayunar en condiciones”. ¡Ojo! porque aquí no desayunas si no lo haces dos veces. Y es que en Tomelloso se desayuna y se almuerza. Por tanto, ¡calma! A primera hora conviene tomarse unos churros con chocolate en alguna de las cafeterías de la localidad. Nosotros, hoy Domingo lo hemos hecho en la Churrería Tejeringos, sin embargo Chimo, al que le “luce” poco el “duz” va y nos suelta… pues yo creo que tenía que probar alguna cosa de la localidad, para calentar el cuerpo. Total que acabo pidiendo un chupito de Mistela la Tomellosera para mi amigo, una tostada de pan con tomate y dos de churros y porras. “Harticos” y listos para empezar el día nos dirigimos a la Posada de los Portales, situada en la “remozada” Plaza de España. Construida en el siglo XVIII, es un monumento histórico artístico de esta localidad. Fuera nos encontramos a un montón de “hermanos” charlando de el tiempo y la política (hoy de elecciones claro), pero dentro del edificio, nos detenemos en sus exposiciones, y, como no podía ser de otra manera, visitamos la Oficina de Turismo. Con un poco de suerte, en la oficina nos encontraremos al concejal de Turismo Raúl Zatón, al que tengo especial aprecio. A los profesionales que trabajan allí o al propio Raúl podemos preguntarles ¿qué sitios nos recomiendan visitar hoy? Y Raúl, con ese don de gentes y de palabra que le caracteriza, nos explicará, seguramente, que no podemos perdernos el Museo López Torres, el Museo del Carro, el Museo Infanta Elena… Necesitaremos una buena memoria para no olvidarnos de ninguna de sus recomendaciones.
Tras la Posada, que recordamos abre “tempranico”, pasearemos por el centro de Tomelloso para detenernos delante del Ayuntamiento, construido en el año 1904 por el Arquitecto de Albacete Francisco Manuel Martínez Villena, sobre las ruinas del antiguo ayuntamiento y de la Casa de la Tercia, que estaba junto a él. Actualmente alberga la sede administrativa de la localidad y en él vamos a poder visitar la sala Francisco Carretero, con obras de este magnífico pintor local. En este trayecto tendré que avisar a mis amigos para que no se extrañen cuando vean pasar por la plaza principal algún tractor, dicen que hay dos o tres mil, en el pueblo.
Remolque de uvas con colmo
Como a las once de la mañana ya habremos “hecho gana”, así que hay que pensar dónde almorzar.
En Tomelloso hay más de 300 establecimientos para hacerlo, nosotros hoy elegimos uno de esos sitios típicos, el Mesón Plinio (avenida de Antonio Huertas, 36), entre otras razones porque estamos celebrando los #100añosdeGarcíaPavón.
Allí pediremos, como es de rigor, unas buenas gachas, con su cebolla morada, guindilla y vino, ya sea Torre de Gazate (Vinícola de Tomelloso), Verum Airén de Pie Franco, un Airén de la Veredilla o un Brincho de Casa Quemada.
Ahora sí, podemos visitar un elemento esencial de la arquitectura industrial tomellosera, las chimeneas, donde se quemaba el alcohol, y es que todo (casi) en Tomelloso tiene que ver con la viña. Primero nos acercamos a la Chimenea de Domecq, en la calle del mismo nombre, y, a continuación, visitamos la Chimenea de Fábregas, en la calle Ruiseñor.
Tiene la forma de “un pirulo” y junto a ella encontramos “la destiladora”, aún en manos privadas, y que puede ser uno de los atractivos futuros en esta ciudad. Tiene la forma de un cubo perfecto y las vistas desde su ático, son, sin duda, espectaculares.
Nos dirigimos al Museo del Carro, situado en la carretera a Pedro Muñoz. El museo abre a partir de las 11h y es conveniente llamar previamente para cerciorarse de que está abierto. Se exponen numerosos aperos de labranza, elementos relacionados con el cultivo de la vid y la elaboración del vino y curiosos objetos que nos recuerdan cómo se vivía en Tomelloso en siglos pasados.
En este museo encontramos otro icono importante de la arquitectura tomellosera: los bombos. Son construcciones rústicas, de una planta, hechas fundamentalmente de piedra, y sin ventanas. Cuentan con una puerta de acceso y algunas de ellas tienen una chimenea. Se hicieron en la segunda mitad del siglo XIX para facilitar a los mineros de estas localidades un refugio cuando estaban realizando sus tareas agrícolas.
Y si tenemos suerte, podemos encontrarnos en una de las calles de Tomelloso con el genial poeta Dionisio Cañas, que es uno de los propietarios de estos bombos. Con él, además de hablar de poesía, arte y política, descubriremos más cosas de estas joyas arquitectónicas que decoran el paisaje rural y lo embellecen, proporcionando a Tomelloso una seña distintiva y peculiar.
Llega la “hora del vermú”, por cierto en Tomelloso se fabrica la marca Rushmore (Soleras de Tomelloso) con lo que toca tomarse un aperitivo en el Lauticia y su famoso “al fondo hay sitio”, o en el Rinconcito y después irnos a comer. En Tomelloso hay decenas de opciones a la hora de sentarse a la mesa. Según el lugar y el tipo de comida que apetezca podemos optar por sitios de comida tradicional, como puede ser Casa Justo, y su bacalao o asados, o el Restaurante Alhambra y su ensaladilla, la Parrilla y su comida típica….
Si buscamos comida de autor podemos visitar el Restaurante Epílogo que lidera la cocina de Ruben Sanchez-Camacho que tiene platos geniales de vanguardia. Si prefieres tapear, puedes hacerlo en el Bimba o en El Bullicio. Si te gusta la comida “rica” en una antigua casa manchega de principios de siglo, tu sitio es La Antigua. Si lo que te apetece es una pizza, estás de enhorabuena, porque Tomelloso es “la capital mundial de la pizza”. Aquí puedes visitar al campeón mundial Jesús Marquina alias Marquinetti en su local. Pero claro, no olvides que en Tomelloso, comer es un placer, si tienes la suerte de encontrarte al artista y cocinero Manuel Buendía quizás te invite a comer en la Sociedad Gastronómica de Tomelloso. Te aconsejamos que pruebes mostos y vinos, y según los “cuartos” que lleves pues darte alguno gusto, por darte algunos nombres te sugerimos: Anea, Tomillar Sauvignon Blanc, Ruda Cardinal, Añil, el Torre de Gazate Tempranillo, La Veredilla o con un Mosto de Uva 0,0 de Mostos Españoles.
Antes de volver a la caminata, necesitamos un café. Vamos a visitar a Javi en su Café de la Glorieta (c/ pintor López Torres, 29). Javi es firme heredero de la tradición hostelera de Álvaro, un amigo que abrió este local, creo recordar en 1982, para que además de tomarte un buen café, puedas escuchar jazz, jugar al billar, al ajedrez, leer tu libro o echarte unas risas en buena compañía. Puedes acompañar tu café con un Aguardiente de Hierbas (Verum), o un Brandy de Bodegas Peinado.
Y con la “panza” llena y el café “sorbido”, cruzamos la calle y entramos al Museo de Antonio López Torres. Como todo lo que diga de este museo va a ser poco… solo puedo decir que lo mejor es visitarlo. López Torres, es el tío de Antonio López García, el mejor pintor actual de nuestro país, del cual espero que algún día podamos tener un Museo en Tomelloso. Nada me gustaría más que mis amigos puedan disfrutar de las geniales obras de este artista, como esas que veo yo cada día en la estación de Atocha, en Madrid. La obra y la vida de este genial pintor deben convertirse en una referencia cultural imprescindible en Tomelloso. Por eso, en un día como hoy, en el que celebramos el Día Mundial del Enoturismo, es necesario trabajar para que el museo Antonio López García sea una realidad y convierta a la ciudad de Tomelloso en un centro de referencia nacional del arte contemporáneo.
Y después del museo, el cuerpo nos pide visitar alguna cueva, de hecho algún vino (la Terrera – Pico y Brazo- de Vinícola de Tomelloso) hace su homenaje a esta cuestión Tomelloso cuenta con unas 4.000, que los “brazos” tomelloseros han picado a lo largo de los años en la piedra caliza para guardar y conservar el vino. Por eso, paseando por sus calles vemos rejillas en las aceras, muchas de ellas aún son lumbreras, hechas con el metal de las ruedas de los carros. Me contó un amigo que hace helados en Tomelloso, que en la calle Cánovas, aún se pueden observar distintas rejillas en distintas cuevas, y eso se debe a el tamaño de las ruedas de los carros que se reciclaron para hacerlas. Tomelloso tiene eso, detalles impensables.
Para ver la mayor cueva que jamás hayas visto hay que visitar la cueva de Verúm, pero debes ponerte primero en contacto con ellos, sin duda al verla me salió aquel palabro ”abulta”. También cuentan que la Cooperativa de Tomelloso “Virgen de las viñas” tiene un proyecto de visita enoturística y visita al Museo de Arte Moderno Infanta Elena.
Y a media tarde, tenemos que “merendar” para lo que que nos acercarnos a alguna de las pastelerías de la localidad, somos “galgos de más”. Las panaderías que están cerca de la estación de autobuses tienen excelentes dulces, otra opción es ir a buscar unos mantecados de Ramarsan o bien ir a la Panadería Sánchez, para probar sus deliciosas tortas de anís. Últimamente, se han puesto de moda mucho las tiendas “bakery” y puede encontrarlas en la Avenida Antonio Huertas. En nuestra visita nosotros pasamos por e Bakery Café Plaza. Y si eres más de helados, te recomendamos que visites Helados Elodia donde Faustino te servirá el mejor helado de mantecado de la Mancha, o te pases por la Ibense y pruebes el de turrón, o por La Chon, para beber una refrescante horchata.
Aún queda un poco de tarde para visitar el Santuario de la Virgen de las Viñas y sus alrededores, la cueva de Medrano, donde se escribió la primera parte del Quijote, o el Pantano de Peñarroya, donde fotografiar magníficos paisajes.
Y con esto creo que mis amigos se van de Tomelloso pensando que no podían celebrar en mejor lugar el Día Mundial del Enoturismo. ¡Ah! antes de marcharse les sugiero que “recompongan el cuerpo” en la Tapería el Bullicio (calle Félix Grande, 3), y que prueben el queso local de Ganaderos Manchegos, y rematen con algún vino espumoso como Mantolan o Grancueva. Nosotros, al final, acabamos la visita en el Combo Sound Club, donde a veces puedes encontrar las actuaciones de los Hermanos Osuna, aunque puedes visitar la Sala Beat, para despedir el día con música más alternativa.
Pues lo dicho… ¡Feliz Día del Enoturismo!
Jesús Benito Lara
Agradezco la colaboración de:
José Alberto Crespo Jareño
Ana Isabel Sánchez Rebollo