Recientemente hemos podido ver el afán del Gobierno de Page por colgarse medallas por asuntos en los que no se han mojado durante toda la legislatura; o mejor dicho, sobre temas a los que el PSOE se ha opuesto frontalmente, como es el caso de la pesca deportiva.
El consejero de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural, el señor Martínez Arroyo, hace unos días -y rodeado de un ágape con correligionarios políticos del PSOE – hacía gala de la próxima apertura de cotos intensivos de pesca en Castilla-La Mancha. Apertura, por cierto, por imperativo legal de la ley modificada en el Congreso de los Diputados a instancia del PP y votada en contra por el PSOE, entre otros grupos políticos, como así hemos denunciado desde el Partido Popular.
Pero dicha visita, en vez de ser electoralista, debería haber tenido otro fin o trasfondo que, no es otro, que demostrar un apoyo real a este sector y el interés por defender la pesca deportiva. Igual hubiera estado bien que hubieran presentado ayudas para este colectivo, la supresión o simplificación de burocracia en las concesiones e incluso, una de las mejores noticas que podrían haber trasladado, es la puesta en marcha del Decreto 22/2016 por el que se excluyó el cormorán del catálogo regional de especies amenazadas -huelga recordar que esta exclusión quedó prácticamente a falta de publicación en la anterior Consejería del PP encabezada por María Luisa Soriano-. Pero no; no anunciaron ninguna de estas necesidades.
Estamos plenamente convencidos que la parálisis de llevar a cabo controles poblacionales de los cormoranes en las distintas masas de agua de la región, viene abocado por presiones de sectores extremistas-ecologistas próximos a Podemos -socios de Page-, por lo que demuestran una vez más el interés del sillón antes que el interés por defender los beneficios de la pesca deportiva y la trucha.
Y es que, a nuestro juicio, esta especie, a la que se le debe considerar plaga, está acarreando dos grandes problemas en Castilla La Mancha. El primero, es el daño económico que está realizando en los cotos intensivos de pesca, donde estos esquilman las truchas que las asociaciones pagan y sueltan a los mismos para poder generar actividad, turismo, desarrollo rural, empleo en zonas deprimidas, servicio, y que en épocas comprendidas entre octubre y febrero están sufriendo daños que nadie repara económicamente.
Por otro lado, al consejero también se le llenaba la boca con el Plan de la Trucha Común en Castilla-La Mancha. Pues bien, debe ser y lo es, que Martínez Arroyo, desconoce el segundo de los daños que realizan los cormoranes y es el esquilme de esta especie trucha común (salmo trutta fario) incluida en el catálogo como especie de interés preferente. Con esto quiero decir, que de nada va a servir un plan realizado con muchos euros, que luego no ejecutarán, que encima está maquillado y que no corresponde con la realidad de la trucha, que es totalmente contrario: los ríos se mueren y las políticas en materia de pesca son erróneas y restrictivas para el pescador. Solo hace falta ver los resultados.
Una absoluta vergüenza. Y como dato del daño que hacen, le recuerdo a los responsables socialistas del Gobierno de Page, que hace unos años estos cormoranes arrasaron la piscifactoría de Uña en Cuenca, propiedad de la Consejería que ustedes, los socialistas, presiden. Esperemos que solo hasta mayo.
Por tanto, es urgente ponerle solución al problema, sin miedos ni prejuicios animalistas; sin complejos. La defensa es por nuestra fauna acuática y por nuestro mundo rural, no por aves de ámbito marino con superpoblaciones en aguas de interior y por intereses partidistas, para seguir calentando sillones a costa de la sociedad castellano manchega.