La Comisión University College London-Lancet sobre Migración y Salud ha realizado un nuevo estudio con datos a nivel internacional en el que desmienten los mitos más comunes sobre migración y salud, como que son portadores de enfermedades que ponen en riesgo la salud pública y que suponen una carga para los sistemas sanitarios.
La evidencia de este nuevo informe muestra que estos mitos carecen de fundamento, pero siguen usándose para negar la entrada de migrantes, restringir el acceso a la atención médica o detener a personas ilegalmente. La protección de la salud pública y el ahorro de costes para el sistema son los argumentos que se usan a menudo para incluso prohibir su entrada a los países.
El informe alerta de que la normalización de estos mitos en el discurso popular ha permitido a los gobiernos introducir políticas «hostiles y restrictivas» en muchos países del mundo, incluida la detención de migrantes en las fronteras de Estados Unidos y la prohibición de Reino Unido para atender a inmigrantes dentro de su sistema de salud público.
La Comisión que ha realizado el estudio es el resultado de un proyecto de dos años dirigido por 20 expertos de 13 países, e incluye nuevos análisis de datos, con dos trabajos de investigación originales. De esta forma, representa la revisión más completa de evidencia científica disponible hasta la fecha. El informe, incluidas sus recomendaciones para mejorar la respuesta desde los gobiernos a la migración, se lanzará este sábado con motivo de la Conferencia Intergubernamental de las Naciones Unidas para el Pacto Mundial sobre Migración en Marrakech (Marruecos).
«El discurso populista demoniza a los inmigrantes, que fortalecen las economías y refuerzan la atención social y los servicios de salud. La creación de sistemas de salud que integren a las poblaciones migrantes beneficiará a la sociedad con un mejor acceso a la salud para todos y beneficios positivos para las poblaciones locales. No hacerlo podría ser más costoso para las economías nacionales, la seguridad sanitaria y la salud mundial que las modestas inversiones necesarias para proteger el derecho a la salud de los migrantes y garantizar que puedan ser miembros de pleno derecho de la sociedad», comenta el presidente de la Comisión, el profesor Ibrahim Abubakar, de la University College London (Reino Unido).
¿SON LOS MIGRANTES UNA CARGA PARA LOS SERVICIOS DE SALUD? NO
Los investigadores concluyen que los migrantes constituyen una «proporción sustancial» de los profesionales sanitarios en muchos países de altos ingresos. «En lugar de ser una carga, es más probable que los migrantes refuercen los servicios brindando atención médica, enseñando a los niños, cuidando a las personas mayores y subsanando la escasez de personal», determinan. De hecho, en Reino Unido, el 37 por ciento de los médicos se graduó en otro país.
Esta nueva revisión sistemática y metaanálisis demustra, además, que los migrantes en países de altos ingresos tienen tasas de mortalidad más bajas en la mayoría de las categorías de enfermedades. El estudio utilizó estimaciones de mortalidad en más de 15,2 millones de migrantes de 92 países y encontró que presentan menos muertes por enfermedades cardiovasculares, digestivas, endocrinas, neoplasias, enfermedades nerviosas y respiratorias, trastornos mentales y conductuales y lesiones.
Las únicas excepciones fueron infecciones como la hepatitis, la tuberculosis y el VIH, y causas externas como la violencia, donde los migrantes tenían tasas más altas de mortalidad. Sin embargo, como el informe también destaca, varios estudios (por ejemplo, sobre la tuberculosis) han demostrado que el riesgo de transmisión de infecciones solo es elevado entre las comunidades de migrantes, y que es «insignificante» en el resto de ciudadanos del país.
¿LOS MIGRANTES PORTADORES DE ENFERMEDADES REPRESENTAN UN RIESGO? NO
El estereotipo de los migrantes como portadores de enfermedades es quizá «uno de los más prevalecientes y dañinos». Sin embargo, el informe zanja que «no existe una asociación sistemática entre la migración y la importación de enfermedades infecciosas». Además, la evidencia muestra que el riesgo de transmisión de las poblaciones migratorias a las poblaciones de acogida es «generalmente bajo». Nuevamente, los estudios sobre tuberculosis apuntan que el riesgo de transmisión es elevado entre comunidades de migrantes, pero no en las poblaciones de acogida.
A modo de resumen, y a la vista de estas conclusiones, la Comisión advierte de la tendencia creciente de que los Estados limiten el acceso a la asistencia médica de migrantes, a pesar de los compromisos de «salud para todos», recogidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
«Los migrantes son más saludables y contribuyen a nuestra economía y al sistema sanitario. No hay evidencia de que los migrantes supongan más costes o que transmitan enfermedades infecciosas. La exclusión de los migrantes de los sistemas de salud y la creciente retórica negativa es política, y no se basa en la evidencia. El ambiente hostil hacia los migrantes ha llevado directamente a que se les niegue la atención médica, lo que tiene graves consecuencias económicas directas para la salud pública y la salud», concluye Abubakar.