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martes, 19 noviembre
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Tres poetas reflejaron sus versos a la luz de Cervantes en Villanueva de los Infantes

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Es muy difícil escapar de El Quijote”, sentenciaba Antonio Lucas antes de comenzar la conferencia en la que él, Julieta Valero y Javier Oliván hablaron de los ecos de la obra de Cervantes en su creación lírica. En “Poetas de El Quijote”, los tres compartieron los aspectos que más les atraen de El Quijote y recitaron algunos de sus poemas que comparten, sin pretenderlo, aspectos con la novela inmortal.

Los asistentes a la velada en la antigua Alhóndiga de Villanueva de los Infantes escucharon en primer lugar a Lucas, quien indicó que Cervantes “inauguró un nuevo lenguaje y punteó la prosa con lo mejor de la poesía: la anchura, el decir lo de siempre con distintas palabras”.

“Para un poeta el Quijote es una laguna de posibilidades y un gran espejo en el que se puede analizar la forma de mirar al otro y a uno mismo”, explicó. Lucas terminó su intervención leyendo diferentes poemas como “Lo que tus ojos ven dentro de ti”, “Querella” o “Ante el mar”, además de “Ojos”, un poema inédito que quería saber “cómo sonaba en público”.

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Javier Oliván intervino a continuación para recordar a Aristóteles, quien creía que la piedra de toque de la genialidad es ser fecundo en metáforas, “algo de lo que El Quijote está lleno”. El poeta comparte con Cervantes la obsesión por la identidad y descubrió a Alonso Quijano como poeta, pues escogió su nombre por ser “músico, peregrino y significativo”.

Otra de las obsesiones de Oliván es el ritmo poético y también en este aspecto encuentra paralelismos con la obra cervantina: “El ritmo de El Quijote es andando o cabalgando, un ritmo lento que invita a la conversación”, indicó. El poeta recitó varios poemas que indagan en la identidad, la reinvención de lo real e incluso un homenaje a la ínsula. Su intervención concluyó con la lectura del poema inédito “Realidad otra”.

“Poetas con el Quijote” concluyó con las palabras de Julieta Valero, quien señaló la condición fronteriza de Cervantes, entre el Renacimiento y el Barroco, entre el poeta que quería ser y el novelista que se consagró. Para ella la dimensión poética más importante de Cervantes es el extrañamiento, la capacidad de alejarse de la realidad para contarla desde un punto de vista distinto, “es la resistencia a creerse la vida tal y como la presentan”, argumentó.

Los poemas que leyó Valero, de su obra “Heridos graves” indagaban en ese extrañamiento y en otro aspecto que para Valero es transversal en todo el Quijote: la ternura, tema tratado en poemas como “Bebé” y “Para tratar con el mono”,

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