Bajo el título ‘Don Quijote, segunda parte o la gloria de Cervantes’, el catedrático emérito de Literaturas Hispánicas de la Universidad Autónoma de Barcelona y miembro de la Real Academia Española, Francisco Rico destacó que “El Quijote es el gran precursor de la novela posmoderna”, e incluso fue más allá al asegurar que “lo que es visible en El Quijote es el carácter infinito de prototipo, no ya de novela realista moderna, sino de todas las novelas posibles”.
Una conferencia, presentada por la periodista y escritora Marta Robles, que tuvo lugar ayer en el Centro de Recepción de Visitantes de Almagro, en el marco de los ‘Encuentros con Cervantes…en un lugar de La Mancha’, organizados por la Diputación de Ciudad Real, que se desarrollan hasta el próximo mes de noviembre en 11 localidades de la provincia.
Rico, que recordó las palabras de Ortega “todo hombre es novelista de sí mismo”, dijo que, de algún modo, sea original o plagio, “todos vivimos haciendo unas construcciones narrativas que luego se realizan o no y que son imaginación nuestra”, para subrayar que precisamente eso es “lo que hace Don Quijote y lo lleva hasta el último extremo”, de modo que, “vivir es contarse la historia de la propia vida”, afirmando que “ése es el tema único de la novela y el último tema de todas las novelas imaginables, el contraste entre realidad y deseo”.
De tal modo, el filólogo insistió en que “no todo sólo es imaginación literaria”, sino que “Cervantes está representando una realidad”, y expuso como ejemplo, entre otros, la representación marítima en Barcelona a la que asiste Don Quijote. En este sentido, además puntualizó cómo los libros de caballerías en 1605 estaban muy anticuados, pero sin embargo estaban extraordinariamente vivos los mitos o resonancias de los modelos caballerescos que en esos libros se cuentan, de modo que “Don Quijote imita tanto la caballería de la ficción como la caballería ficticia de la realidad”.
Y como dato interesante, apuntó a cómo los personajes de la Segunda parte han leído la primera y, por ende, “todos saben cómo tratarlo y qué deben esperar, preparando las situaciones para introducirlo en una falsa realidad y dar pábulo a su locura”. Ahora bien, dijo, si nos preguntamos qué hay detrás de esto, la respuesta es “la explotación del éxito y justa vanidad”, porque Cervantes, según destacó, siempre se mostró muy seguro de sí mismo.