Cada 18 de noviembre se celebra el Día Europeo para el Uso Prudente de los Antibióticos, una iniciativa de salud pública cuyo objetivo es sensibilizar sobre la amenaza que la resistencia a los antibióticos supone para la salud pública y fomentar el uso prudente de los mismos.
Sensibilizados ante esta realidad, el Hospital Nacional de Parapléjicos centro dependiente del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha, el británico de Stoke Mandeville, han realizado un estudio sobre las consecuencias del uso de antibióticos y la extensión de la diarrea asociada a su consumo en pacientes con lesiones de la médula espinal.
Según el doctor Ángel García Forcada, el trabajo, consistió en un estudio retrospectivo en cinco centros europeos de Inglaterra, Bélgica y el centro toledano, especializados en lesión medular, y su principal conclusión es que «la diarrea asociada al uso de poco prudente de antibióticos es común en pacientes con lesión medular y puede ser un factor de riesgo para una mala evolución, además de un aumento de los gastos hospitalarios».
El coordinador del estudio ha sido el doctor Samford Wong y sus resultados vienen a confirmar la premisa general de que se deben usar con prudencia los antibióticos, para ayudar a detener el desarrollo de bacterias resistentes y conseguir que los antibióticos mantengan su eficacia para las generaciones venideras, ha informado Parapléjicos en un comunicado.
HOSPITAL DE GUADALAJARA
De su lado, los especialistas de la sección de Microbiología del Hospital Universitario de Guadalajara, dependiente del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha, apelan a la educación y a prevenir la diseminación para hacer frente al aumento de la resistencia de determinadas bacterias, que se ha convertido en uno de los principales problemas de salud y una seria amenaza para la salud pública en Europa.
El jefe de la sección de Microbiología, Alejandro González Praetorius, junto a la microbióloga Sonia Solís y la farmacéutica Alicia Lázaro participan en el estudio europeo EARS, en el que colaboran centros de una veintena de países europeos para «evaluar la evolución de la resistencia de determinadas bacterias, estando España a la cabeza en este problema», además de elaborar propuestas para su control.
A nivel mundial, subrayan, existe una gran preocupación ante el rápido aumento de la resistencia a antibióticos y la diseminación de bacterias resistentes. Como señala el doctor González Praetorius, esta resistencia se traduce en que actualmente lleguen a los hospitales pacientes con infecciones graves, con bacterias «muy difíciles de tratar y para las que en ocasiones no hay alternativa», lo que obliga a tener que asociar varios medicamentos.
Por su parte, la doctora Solís explica que «a veces las alternativas terapéuticas que quedan son medicamentos en desuso que se han ido sustituyendo por otros mejores», de modo que cuando el paciente presenta este tipo de resistencia debe ser tratado con antibióticos que «no son los más eficaces».
Los factores que conducen al aumento de la resistencia se relacionan con el uso incorrecto de los antimicrobianos y la diseminación y transmisión cruzada de microorganismos resistentes a los antimicrobianos entre personas, animales y entorno, debido a la globalización, ha informado la Junta en nota de prensa.
«Estamos llegando a lo que se denomina una era preantibiótica, esto es, nos quedamos sin opciones de tratamiento para este tipo de infecciones», ya que, concluyen, «el desarrollo de nuevos antibióticos es mucho más lento que la aparición de resistencias».
USO RACIONAL
Según recuerda la farmacéutica Alicia Lázaro, el consumo de antibióticos ha experimentado un notable aumento en los últimos años, hasta el punto de haberse duplicado entre los años 2000 y 2015. Por este motivo, los profesionales recuerdan que es necesario hacer un uso racional de los mismos, restringiéndolos para aquellas patologías en las que sí están indicados, y hacerlo con la pauta adecuada.
Estas medidas deben adoptarse tanto a nivel hospitalario como en Atención Primaria e nivel individual, insistiendo en la necesidad de evitar la automedicación. De este modo, los antimicrobianos deben emplearse «sólo cuando sean necesarios, en la dosis correcta y con la duración correcta».
Asimismo, recuerdan que los antibióticos no son eficaces ante ciertas infecciones respiratorias como la gripe, «y si el médico no los receta no se debe desconfiar ni ejercer presión».
Finalmente, se deben adoptar medidas higiénicas para el control de la transmisión cruzada de microorganismos resistentes a los antimicrobianos, como la higiene de manos, la detección precoz de los casos o el aislamiento, entre otras.
En el caso de Guadalajara, añaden, se observa una elevada resistencia debido a que «existe mucha población mayor, entre la que es más frecuente este problema, y a un mayor intercambio con hospitales de Madrid».
La aparición y propagación de bacterias resistentes a los antibióticos constituye una amenaza para la seguridad del paciente hospitalizado ya que las infecciones por este tipo de bacterias aumentan la morbimortalidad de los pacientes y prolongan la estancia en el hospital, retrasan el tratamiento antibiótico adecuado y se asocian a peores resultados o incluso a la muerte.
Frente a ello, la sección de Microbiología asesora en el correcto uso de los antibióticos y en la indicación de medidas para el control de infectados o portadores de bacterias multirresistentes.