En la madrugada de este Viernes Santo a las 5.30 horas y si el tiempo lo permite se abrirán las puertas de la Iglesia del Salvador de Cuenca para dar salida a la procesión Camino del Calvario, conocida como Las Turbas, en una edición en la que el número de acreditados suma ya más de 2.400 y en la que se espera que la afluencia de visitantes sea mayor que en años anteriores.
Los turbos acreditados ya han ido recogiendo su credencial, así como una guía que recuerda las normas que deben cumplir y entre las que se encuentran la prohibición de gritar, saltar o interrumpir la fila de nazarenos, así como la obligación de tocar el tambor y el clarín.
Así lo ha confirmado a Europa Press el representante del grupo turbas, Antonio Garrote, quien ha precisado, además, que las turbas salen delante de las tres hermandades que integran la procesión y que, aunque no existe «documentación exacta» al respecto, «se puede calcular» que el grupo turbas se constituyó como tal «en torno a 1860».
Con respecto a la conmemoración del IV centenario del nacimiento de la procesión Camino del Calvario, el responsable de los turbos de Cuenca ha aclarado que se trata de una celebración vinculada estrictamente a las tres hermandades que la componen, cuyas directivas han invitado a la del grupo turbas a todos los actos que, con tal motivo, se desarrollarán a lo largo del año, porque, ha subrayado, la relación «es total, como no puede ser de otra manera».
De este modo, con independencia de dicha efeméride, el Grupo Turbas vivirá la procesión de 2016 «como cada año», de forma «especial y diferente al año anterior y con mucha ilusión». «Estamos deseando que llegue, pero es un año más», ha sentenciado Garrote.
Con 62 años de edad y 51 de experiencia como turbo, tiene en su memoria el único Jueves Santo que no pudo salir porque su abuela había muerto esa misma mañana. Este año, continuando con la tradición familiar, será su nieto, de apenas unos meses de edad, quien le acompañe con el fin de que empiece a «oír y sentir la Semana Santa y vaya captando poco a poco el ambiente» en torno a una tradición que, ha indicado, «cada vez más» atrae a niños y mujeres.
MÁS DE 300 MUJERES ACREDITADAS
A este respecto, ha destacado el «crecimiento importante» que ha experimentado este año la inscripción de mujeres turbas, que ya rondan las 300, circunstancia que, al igual que la incorporación de niños, le produce «gran satisfacción», ya que las féminas se van integrando «poco a poco y lo hacen muy bien», por lo que la Junta regidora, ha admitido, está «muy contenta».
Sobre los más pequeños, ha dicho, son los que están llamados a «estar al frente» del grupo en el futuro.
Al igual que el resto de nazarenos y siguiendo los consejos que le dio en su día un antiguo presidente de la Junta de Cofradías, Garrote ha confesado que no quiere consultar la previsión meteorológica para esa jornada porque no desea «sufrir».
LA PROCESIÓN
Es la primera entrega de la trilogía que viste las calles de Cuenca en el día más importante de su Semana Santa, una procesión en la que se celebra la muerte de Jesucristo.
Una vez abiertas las puertas de la Iglesia de El Salvador los centenares de tambores que desde horas antes aguardan en la plaza recibirán al ‘Jesús de las 6’ con el habitual soniquete al unísono que solo se silencia en las curvas, momento en el que serán los clarines los que cojan el relevo de la burla a Jesucristo en su camino hacia la crucifixión.
El Guión morado de la Real, Antiquísima, Ilustre y Venerable Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno de El Salvador será quien, ayudado por el cordón de seguridad, abra paso al grupo escultórico de Nuestro Padre Jesús Nazareno ayudado por el Cirineo, tallado por Marco Pérez.
Detrás desfila esta Hermandad con un segundo Misterio, el de La Caída, arrancando su procesión bajando la calle Alonso de Ojeda y la Puerta de Valencia hacia conectar con la ciudad moderna por la calle de las Torres y hasta la Plaza de la Constitución.
Tras los pasos del Nazareno realiza salida la Venerable Hermandad de San Juan Apóstol Evangelista, con un conjunto procesional obra de Luis Marco Pérez, equipado con andas rococó que elevan sobre una nube la imagen del Apóstol sobre capuces verdes de terciopelo.
Tras él la severa Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad de San Agustín cierra el cortejo procesional, con dos pasos: El Encuentro del Señor con la Virgen y el Paso de Nuestra Señora de la Soledad.
A su paso por la herrería de Alonso de Ojeda se canta a la Virgen el ‘Oh Soledad’, entre los sonidos de los martillos sobre los yunques.
Tras cruzar la calle Carretería, la comitiva comienza el ascenso a la parte antigua por el Puente de la Trinidad y llega a las curvas de la Audiencia, Andrés de Cabrera y Alfonso VIII hasta la Plaza Mayor.
Tras el descanso da comienzo el descenso hasta la iglesia de procedencia, no sin antes revivir uno de los momentos más esperados, como es el canto del Miserere a las Sagradas Imágenes a la altura del Oratorio de San Felipe Neri.
Será este el único momento en el que la turba guardará un escrupuloso silencio para romper con el último hilo de voz del coro. Tras su paso por las calles Peso y Solera se encierra finalmente la procesión.