La Unidad de Monitorización Vídeo EEG de la Gerencia de Atención Integrada de Albacete, dependiente del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha, ha realizado 145 estudios sobre epilepsia a 130 pacientes, desde que iniciara su andadura en julio de 2015. Un recurso que ha mejorado la vida de los enfermos de esta patología que afecta a entre el 0,5-1% de la población española, aproximadamente a 15.000 personas en la región.
La Unidad de Epilepsia, ubicada en el Hospital General Universitario de Albacete, es referencia en Castilla-La Mancha en el estudio de esta patología. Hasta julio de 2015, los enfermos de la comunidad tenían que desplazarse a regiones vecinas como Madrid o Valencia.
La epilepsia es una alteración de toda o una parte del cerebro, las neuronas hiperexcitables provocan excesivas descargas eléctricas y éstas pueden producir convulsiones u otros síntomas más leves. Para diagnosticar la enfermedad correctamente es imprescindible analizar la actividad eléctrica del cerebro mediante un electroencefalograma, ha informado el Gobierno regional en nota de prensa.
Como explica el doctor David Sopelana, neurólogo y responsable de la unidad de epilepsia del Servicio de Neurología de la GAI albaceteña, «el diagnóstico es básico para mejorar la vida de los pacientes, pues permite establecer un buen tratamiento».
Esta tecnología ha permitido rebajar la lista de espera de un año, en centros externos, a apenas dos o tres semanas. De hecho, dos de cada tres enfermos de epilepsia puede ser tratados satisfactoriamente con medicamentos, que en mayoría de los casos los cubre el sistema sanitario público, suponiendo para el paciente una reducción considerable en el precio del fármaco.
Los pacientes son monitorizados durante varios días, posteriormente, el equipo de trabajo realiza lecturas de los registros y mantiene reuniones periódicas para analizar el estado de los pacientes. Los estudios, que se pueden prolongar entre uno y cuatro días, permiten finalmente conseguir un diagnóstico fiable y así es como se pueden descartar otras patologías que cursan con síntomas parecidos y que sin embargo tienen raíces distintas.
Es el caso de los trastornos conversivos, de naturaleza psiquiátrica, y que no se deben a alteraciones cerebrales concretas, como es la epilepsia. El conocimiento de la enfermedad es primordial para su tratamiento, y por eso el doctor Sopelana insiste en la necesidad de «divulgar más» y seguir investigando. Recuerda el neurólogo una frase de Hipócrates que bien resume la aspiración médica sobre el cerebro: «no existe daño demasiado leve para ser ignorado ni demasiado severo para perder las esperanzas».