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jueves, 19 diciembre
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Deudas para someter voluntades, por Pedro Muñoz Plaza

Foto Obama

Quien nos iba a decir que en pleno siglo XXI el poder del dinero continuaría estando por encima del bien y del mal. Se nos llena la boca de siglo XXI cuando queremos resaltar lo avanzado de los tiempos que nos está tocando vivir: derechos humanos, igualdad, democracia, libertades básicas comúnmente aceptadas por todos… ¡Que estamos en el siglo XXI, hombre!

Pues no: poderoso caballero es don dinero, que decía don Francisco de Quevedo allá por el siglo XVII. Poderosisímo, diría yo.

Michelle Obama eligió no cubrirse la cabeza durante una recepción oficial en Riad. La decisión ha sido recibida con críticas por no cumplir la norma islámica que obliga a las mujeres a llevar velo en público. En la prensa saudí han velado a Michelle Obama en las fotos de la recepción. Algunos miembros de la delegación saudí negaron el saludo a la primera dama estadounidense.

Y ahí tienes al presidente del país más poderoso del mundo, de una de las democracias más consolidadas y estables del mundo saludando con su mejor sonrisa a indeseables neandertales que niegan el saludo a su esposa y piensan que es un ser inferior al que detendrían y azotarían en ese mismo instante, solo por no cubrirse la cabeza en publico, si no fuera porque es extranjera. Mandatarios de un país que prohíbe a las mujeres obtener un pasaporte, viajar, conducir un coche, acceder a la universidad o casarse sin el permiso de un hombre. Un país que condena a un bloguero a 10 años de cárcel, 1.000 latigazos y una multa de un millón de riales (230.000 euros) por “insultar al islam”.

¿Qué le impide a Obama darle una patada en el culo a esta gentuza y no soportar la humillación y el descrédito que supone relacionarse con ellos? Efectivamente: la pasta, el petroleo y la influencia en la zona como consecuencia de las dos anteriores. De acuerdo, tener un aliado poderoso en una zona tan inestable, tan conflictiva es imprescindible. Aceptemos pulpo como animal de compañía.

Bloqueo de ayudas financieras, prima de riesgo disparada, las bolsas caen, los inversores (nacionales y extranjeros) salen del país… Tres días después de las elecciones griegas, el dinero se ha levantado de la mesa de Tsipras sin haberse sentado.
Si alguien te presta más dinero del que vas a poder pagar en toda tu vida, ni aunque vivieras tres vidas, no lo cojas: serás su esclavo el resto de tus días.

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