A las 10 de la mañana de este luminoso y festero sábado se instalaba en la Plaza de España de Tomelloso —en la glorieta de la Iglesia, concretamente— el stand para la inscripción el I Rallye de Clásicos de los años 60 y 70, el prolegómeno del VIII Guateque de la Peña Los Canuthi.
Los primeros vehículos clásicos, pilotados por conductores mimetizados con la época ye-ye, llegaban a la plaza a esa misma hora. Se hacían notar un Pegaso Comet y un tractor Lanz, el primero por sus atractivos colores y el segundo por su peculiar sonido. La acera de la Posada de los Portales estaba tomada por las Vespas, en derredor de la fuente se estacionaban turismos de entonces (hasta un Citroën Tiburón). En la acera del Casino San Fernando, sobre sus caballetes y patas de cabra descansaban las Mobylletes, Torrots, Gimsom, Bultacos, Montesas, Derbys y Torrots.
Como en aquella película de Marlon Brando, pero con resultado más incruento y divertido, las grandes motos de los Heraldos y HDC La Mancha, han tomado la plaza principal de Tomelloso. Solo faltaba la música de entonces, por obra de la tecnología ha salido del Pegaso.
A las 12 del mediodía, los participantes en el Rallye, en simpar caravana, han partido al Museo del Carro, donde han sido agasajados con un zurra fresquito.
Allí, tres miembros de la Peña Los Canuthi, Jesús Andújar, Zoilo Manteca y Ángel Canuto —quienes además son los máximos dirigentes de la Asociación de Amigos del Museo del Carro— han relatado al público asistente varías de sus anécdotas más jugosas, incluida la casi muerte de Andújar.
Después daban cuenta de una paella en los Jardines del Parque (después de atravesar de nuevo toda la ciudad en sus “locos cacharros”. Para rematar con la entrega de premios y las actuaciones de “El cuqui”, “Kortxo Punk” y “Call it x”.
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