Este viernes, la escritora norteamericana de origen cubano María de La Gandara, presentó en la sala CICATO de Tomelloso su novela “Serafina”. La obra refleja la vida de la autora y de las personas que por distintos motivos tienen que abandonar su país.
María De La Gandara siempre tuvo inquietudes literarias, ha publicado 17 libros en EE. UU., tanto en español como en inglés, “pero siempre quise escribir una novela que reflejase mi vida, y ahí nació Serafina”.
El acto, presentado por Gema Cepeda, contó con la presencia de Ismael Álvarez de Toledo y Miguel Ángel Bernao, que glosaron la figura de la escritora y presentaron la novela.
La ilusión de ver los molinos de viento
A pesar de la vorágine y los nervios del momento, instantes antes de la presentación, la autora nos dedica su tiempo. Nos parece destacable, o extraño quizás, que venga desde los Estados Unidos de Norteamérica a presentar su novela a Tomelloso. María nos cuenta que ha querido traer su obra a La Mancha, ya que “Miguel de Cervantes escribió El Quijote en estas tierras que pisamos”. El Manco de Lepanto ha sido un referente en la vida de la escritora, que siempre tuvo “la ilusión de ver los molinos de viento. Para mí es un sueño hecho realidad. Era una ilusión venir a Tomelloso, una pueblo desconocido, que nadie nombra en Estados Unidos, pero que para mí persona tenía un valor terrible, porque de aquí sale la literatura”. María insiste en que “Tomelloso debe ser anunciado en los centros turísticos como un referente de la literatura y la cultura de España”.
De La Gandara visita La Mancha por primera vez, sin embargo acude con frecuencia a nuestro país, sus orígenes están en Cantabria y mantiene el contacto con sus “primos lejanos”. La escritora nació en La Habana, vivió en Varadero y tras la invasión de Bahía de Cochinos, su padre la envió a EE. UU. “No he vuelto más porque el gobierno regente no me lo ha permitido”. Lleva cincuenta y tres años “fuera de mi patria”, viviendo a caballo entre los estado de Nueva Jersey y La Florida, “lo bello de la vida es que uno va alternando”. Asegura que toda su familia está enterrada en los Estados Unidos, por lo que “no siento mis raíces cubanas. Mis orígenes están en España”.
“Escribí Serafina para dejar huella”
Regresamos a sus orígenes literarios, “llevo escribiendo desde los nueve años. Poesía principalmente. Recuerdo como la policía cubana entró en mi casa y quemó mis poesías. Aquello me quedó grabado”. Asegura que “escribir es un don”, nos explica que ha escrito guiones, relatos, poesía novela, incluso libros de reiki. “Los deseos del alma se van embotellando y al final lo escribes todo”.
“Escribí Serafina para dejar huella”. Una cuarta parte de la novela son sus vivencias de la niñez. “Las vicisitudes y el terror que pasamos antes de salir de Cuba. El oír a las seis de la mañana las bombas de los barcos americanos”. También contemplo como su padre recibió un culatazo en la cara, propinado por un soldado cubano y que más tarde le produjo la muerte.
En contra de la opresión, sea cual sea la ideología del tirano
“Después llega la adaptación a un país del que no hablas el idioma y que mis compañeras de colegio americanas, te escupían a la cara por no saber inglés”. Precisa María, que a los 17 años se quedó sola en el mundo, con el instituto acabado, sin nadie y que a pesar de ello no eligió los caminos de la droga, la prostitución o la delincuencia. Andando el tiempo y salvando los escollos de la vida, María encuentra trabajo en las Naciones Unidas, en Manhattan, “dónde viví la experiencia terrible de los atentados contra las torres gemelas. El olor a carne quemada era horroroso”. Lo cuenta en “Serafina” y también “las mayores infracciones de mi vida y como se pudieron superar” . También estuve en Chile, en Santiago, cuando el golpe de Pinochet, “estábamos en el Hotel Carrera y veíamos como los cohetes entraban por las ventanas del Palacio de la Moneda. Aquello parecían terremotos”.
Su trabajo en la ONU, le ha hecho ser una amante de la libertad y una luchadora por los derechos humanos. “Estoy en contra de la opresión de las libertades, sea cual sea la ideología del tirano. El poder pensar, decidir y tener discernimiento es muy importante para el ser humano. Estoy en contra de las violaciones de los derechos humanos en Cuba. También lo estuve en el Chile de Pinochet, que mató tanta gente. Aquello fue limpiar la ideología de un pueblo a través de la muerte. Pero éramos observadores de las Naciones Unidas y teníamos que estar allí. A otro día del golpe tuvimos que ir a inspeccionar aquel estadio lleno de muertos. Fue terrible. Pero mi experiencia me ha hecho creer que el pueblo que se educa no necesita caudillos”.
«Esta es mi vida y esto es en lo creo»
Ha encontrado el descanso de su alma “pero siempre se me ha ocultado la cara del amor. Dos esposos muertos… Inclusive, Serafina, al final de la novela, en una playa, repasa y su vida y se da cuenta de lo que le fata. Acude a un teléfono, llama a Iberia y solicita un pasaje para Madrid”.
Acaba diciéndonos “esta es mi vida y esto es en lo creo y lo pongo a disposición de los lectores. Pretendo dejar el conocimiento de una vida que no fue pervertida, aunque hubo mucha tentación. Serafina refleja a muchas jóvenes latinoamericanas que emigran a otros paises y que como una, no cayeron ni en la prostitución, ni en la droga”.