Caroline Culubret (Madrid 1972) expone en el reabierto CICATO —esperemos que por mucho tiempo—, una selección de su obra pictórica, además de distintos objetos decorados y transformados por la artista: “Original Culubret”.
De sólida formación artística culminada en la Facultad de Bellas Artes de San Fernando, Culubret, además de a la pintura y dibujo, también tiene otras facetas artísticas como la escultura o la ilustración de libros. Ha realizado más de cuarenta exposiciones, dentro y fuera de España y ha sido galardonada con importantes premios y galardones. Ha sido premiada en los certámenes Ciudad de Tomelloso en tres ocasiones y otras tantas en el Certamen de Pintura de la C. V. Virgen de las Viñas, entre otros. La crítica la considera un claro exponente de la nueva pintura europea.
Nos sorprende la forma de los cuadros, la mayoría redondos, nos recuerdan al cuatroccento (a Frangélico, o más atrás, al Giotto), destaca la dulzura y suavidad de las figuras humanas, la mayoría mujeres. Uno de los laberintos se nos figura el Jardín de las Delicias. Charlamos con Culubret, destaca, como en las pinturas, la dulzura y suavidad de su acento francés, ma non troppo.
La obra, a pesar de titularse la exposición como “Retrospectiva”, es relativamente reciente, «A partir de siete años. Me apetecía traer obra más cercana en el tiempo, con el uso del pan de oro como hilo conductor». Llama la atención, como decimos, a primera vista, la forma redonda de los cuadros «Los tondos. Empiezo en la misma época a usar el formato redondo y el pan de oro. El cuadro está dividido en dos partes, la figura humana, que entra siempre como elemento principal, realista y el fondo imaginario, pintado y con pan de oro».
En Culubret destaca la figura humana «Me inició en ella mi primera profesora, de pequeñita y ya no la he dejado, es mi seña de identidad». El formato redondo, los tondos o tondi, en contraposición al estricto y constrictor paralelogramo «Para mí es como si el cuadro no está encerrado. No tiene esquinas, no está atrapado, te da pie a imaginar más. El rectángulo está cerrado, el tondo no, te lleva más allá de la obra, como si miraras a través de un agujero, como si observaras algo».
Valoramos muy positivamente la apuesta de una artista consagrada por un incipiente espacio cultural, prestando su obra para inaugurar su reencarnación. «Me apetecía mucho, en cuanto me lo propusieron acepté. Hace mucho tiempo que no expongo en Tomelloso, lo hago en Madrid y en Milán, sobre todo. Me parece estupendo exponer aquí».
Caroline Culubret, por lo que indica su currículum —al que hemos acudido a documentarnos como buenos plumillas— tiene una formación extensa y apabullante que denota el trabajo que ha necesitado para llegar a ser lo que es. «Siempre ha sido trabajo, desde muy niña con esta profesora que tuve, después academia, estudios, Escuela de Artes en Madrid y Tomelloso, Bellas Artes… Mucha formación».
Recordamos unas declaraciones de Culubret, que venían a decir, más o menos, que “busca la belleza por la belleza”. «Puede ser que en aquel momento reflejara lo que hacía. Los cuadros tienen muchísimo significado, les busco mucha historia. Otros no, otros son eso, la belleza por la belleza. El Sueño, para mí el cuadro más importante, el fondo es un libro de ese mismo título y un laberinto, que para mí es la vida. Veo el laberinto al revés que todo el mundo, la gente quiere salir de él y yo, quiero entrar, alcanzar el centro, el núcleo….Todos los cuadros tienen un significado y un mensaje».
Pero una vez que la artista ha colgado el cuadro en una galería, como en la que estamos, por ejemplo, deja de ser dueño del mensaje o del significado, prevaleciendo la subjetividad de quien contempla la pintura, o eso creemos. «Mis cuadros son muy pensados, no salen al buen tuntún, y siempre he sido muy reacia a explicarlos. Pienso que es muy importante que cuando alguien contemple un cuadro, éste le transmita. Lo que él quiere ver. Siempre, como digo, he sido contraria a explicar mis cuadros, por mi experiencia personal. Pero esa misma experiencia me ha hecho ver que el público quiere realmente saber el significado de las cosas y ahora, en esta misma exposición, explico con un par de frases lo que significa cada cuadro. Pero solo una pequeña pista, para que siga viendo lo que quiere».
Es muy difícil llegar en el mundo del arte, alcanzar cierto renombre, es muy laborioso y depende de muchos factores. Hay artistas que van —o eso pensamos— por los vericuetos marcados por los concursos, marchantes, críticos y público en general «Yo me niego a eso. Ahí está mi problema. Yo pinto lo que creo, siento o me apetece».
Vivir en Tomelloso, cuna de tantos artistas, tal vez sea difícil para una francesa nacida en Madrid, a lo mejor se siente presionada, suponemos desde nuestro ombliguismo. «Para nada, en absoluto, me siento muy bien, me siento de Tomelloso, llevo media vida aquí. Me llevo bien con todos los pintores».
Descubrimos que el techo de la galería está ornado de paraguas abiertos, no solo nos parece una señal de valentía ante la superstición, sino que nos extraña, no sabemos si es de CICATO, o forma parte de la exposición. Caroline nos cuenta que forma parte de “Original Culubret”, objetos decorados y transformados por la artista. «Hay mucha gente que le gusta mi pintura y quiere tener algo. Esto surgió con la idea siguiente, tengo mi estudio abierto al público, pero hay mucha gente que no va, porque ¿cómo voy a ir y no me voy a llevar nada? Busqué una especie de enganche para que viniese más gente, haciendo objetos relacionados con los cuadros, con elementos de las pinturas. Así surgieron platos, jarrones, bolas, paraguas… Ahora voy a diseñar paraguas para una multinacional».
Recorremos con Caroline la exposición, nos va contando como coloca el pan de oro, que usa la tabla como soporte… Nos va explicando esa suerte de alegorías, con mujeres desnudas, algunas con racimos de uvas. Llegamos a “El Sueño”, sobre las hojas un libro hay un laberinto con una serie de personajes que nos va describiendo y que nos recuerda a El Bosco.
Culubret: Retrospectiva + Original
Galería de Arte CICATO, Veracruz, 17, Tomelloso.
Del 20 de febrero al 30 de marzo.
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