De Portomarín a San Xulián do Camiño.
Es, nada menos, el día de la madre, el del trabajo, la romería del Cristo y la de la Virgen de las Viñas.
Hoy tampoco se moja, Antonio. Parece ser que hasta las vacas ponen sellos de credencial. La niebla ha sido espesa, no se veía de pisar las mierdas de las vacas. Esas de los cuños. De todas formas los paisajes son de ensueño.
Como esta fuerte, nuestro peregrino avanza algo más del final de la etapa. Una aldea gallega en medio del monte con cuatro casas, la mitad hundidas.