Tras veinte años de trabajo, el Auditorio López Torres de Tomelloso acogió la presentación de la publicación “Historia de una ciudad: Las Cuevas de Tomelloso” de Ángel Bernao y Sergio Bernao. El libro estudia la importancia y repercusión social y económica de más de cien años de historia de Tomelloso a través de la iniciativa de la construcción de cuevas para la elaboración de vinos desde el último tercio del siglo XIX hasta nuestros días.
En el acto, presentado por el poeta Juan José Guardia Polaino, intervinieron Natividad Cepeda, Ángel Bernao Berruguete y el concejal de Turismo y Promoción Económica Manuel Rodrigo en representación del Ayuntamiento de Tomelloso. Se representó un entremés titulado “El frescor de la escalera”, interpretado por Miguel Ángel Bernao Burrieza y Montse García Cobo del grupo Carpe Diem. Asistieron un importante número de propietarios de las cuevas que aparecen en el libro y representantes de los distintos grupos municipales.
El concejal de Promoción Económica y Turismo, Manuel Rodrigo, destacó la importancia del trabajo que se presentaba, en ese sentido señalaba que Tomelloso no se puede concebir sin sus cuevas, algo que nos distingue del resto del mundo y que constituye uno de los mayores patrimonios arquitectónicos y artísticos de nuestra ciudad. Rodrigo felicitó y agradeció a los autores el trabajo realizado, la mayor investigación llevada a cabo hasta ahora sobre las cuevas de Tomelloso. Han sido cerca de veinte años visitando las cuevas de Tomelloso, con el único afán de catalogar y conservar nuestro patrimonio.
Rodrigo precisó que el Ayuntamiento ha colaborado con la compra de ejemplares del libro, considerando que “Historia de una ciudad: Las Cuevas de Tomelloso” puede ser unos de los mayores regalos a hacer a quienes nos visiten, además de nutrir las bibliotecas de los centros educativos de la ciudad y los fondos de la propia Biblioteca Municipal.
“Historia de una ciudad: Las Cuevas de Tomelloso” se centra en la cuevas del agricultor medio, bodegas con 6, ocho o diez tinajas. El libro contiene, según explicaba Ángel Bernao Berruguete, 125 años de la historia de Tomelloso, la mitad de su andadura como municipio independiente. Trata del proceso evolutivo que tuvo lugar desde que los agricultores de Tomelloso comenzaron a hacer bodegas y a guardar el vino en su propia casa. A partir de ahí, continuó explicando el autor, el agricultor comenzó a economizar y a tener su propia caja de ahorros en el subsuelo de su casa, vendiendo el vino cada vez que necesitaba dinero. Tras ello, el público empezó a demandar vino y se instalaron en Tomelloso las industrias derivadas del mismo: mostos, alcoholes, destilaciones, etcétera. Antes de aparecer las cuevas, el viticultor llevaba su producto a poblaciones del entorno, como Socuéllamos, o a Madrid. El agricultor pensó si no sería mejor que en lugar de hacer esos viajes, los clientes viniesen a Tomelloso a comprar el vino. La economía de la ciudad paso de ser cerealista a centrarse en la viticultura.
Los autores han recorrido en cerca de dos décadas 223 cuevas, de ellas 194 son visitables actualmente. De todas ellas, 40 están en perfecto estado. Las cuevas ocupaban 27 hectáreas del casco urbano de Tomelloso, lo que vendría a ser un 30 por ciento de la superficie urbana actual de la ciudad. Más importante aún que las cuevas, para Ángel Bernao, ha sido el trabajo que supusieron. Hubo una generación de vecinos de Tomelloso que se machacaron el cuerpo y la vida para construir las cuevas y manufacturar las uvas para convertirlas en mosto y de ahí en vino. Ha sido un trabajo ímprobo, señalaba. Y sobre todo, recalcaba, la decisión de coger un pico y excavar una bodega, teniendo en cuenta que Tomelloso tiene una capa dura en el subsuelo, de más de dos metros de profundidad y con una densidad como la del hormigón. Para Bernao el fin de las cuevas llegó con la fundación de las cooperativas.