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Siguiendo con las visitas que el concejal de Promoción Económica, Manuel Rodrigo, viene realizando a las empresas de nuestra ciudad, en esta ocasión le hemos acompañado a la Escuela de Música Adagio.
José Antonio Parra, nos explica que la Escuela de Música Adagio es una escuela abierta a todos, a todos los estilos musicales y a la vanguardia de la educación musical, cuyo objetivo es cultivar el sentido musical los y desarrollar su capacidad para crear y tocar incluso su propia música.
Además del profesorado, que se distingue por su vocación pedagógica y su ilusión para transmitir los valores musicales, nos relata Parra, la diferenciación principal de la escuela es la utilización de los recursos más actuales y la implantación de un sistema de enseñanza innovador basado en el concepto de educación temprana y oportuna.
A la Escuela de Música Adagio asisten doscientos alumnos, el curso comienza en septiembre y acaba con los festivales. Se imparte enseñanza musical infantil a partir de los cuatro años, con piano. También se dan clases, a partir de los ocho años y para adultos, de piano. Violín, guitarra, clásica, acústica y eléctrica, además de bajo eléctrico y canto moderno. Parra señala que en la Escuela dan mucha importancia a la música moderna
El método de aprendizaje Yamaha —que es el que se imparte en el centro— es un sistema particular que tiene dos partes, nos explica Parra. En los niños, a diferencia de la enseñanza tradicional que prima el aprendizaje individual y el lenguaje musical, se trata de que aprender la música de manera intuitiva y en grupo. Y otra diferencia y seña de identidad del sistema, es que se dirige a los niños a la creatividad, esto es, a que sean capaces de crear sus propias composiciones e interpretarlas al piano. Esta enseñanza infantil está en 30 países y la Academia Adagio es una de las diez que hay en España.
Los niños acuden desde los cuatro años, acompañados por los padres durante los dos primeros años, en los que se trabaja fundamentalmente el oído, coincidiendo con la época de mayor desarrollo del mismo. De los seis a los ocho se imparte sobre todo expresión musical y se trabaja la improvisación, a esa edad los niños ya tienen la música en la cabeza, nos explica José Antonio Parra, y ya saben improvisar piezas de piano. De los ocho a los doce años, ponen en orden todas las ideas y hacen que los alumnos trabajen la composición de una manera más formal. A partir de los ochos años los alumnos de la Academia Adagio son capaces de inventarse una historia o idea y con ella componer una pieza. Esto se pone en práctica en un festival nacional que organiza cada año Yamaha, en el que se seleccionan los mejores compositores y en el que van a participar varios alumnos de la Escuela.
El solfeo se trabaja de manera intuitiva, haciendo que los niños lo aprendan como si fuese un idioma: primero aprenden a hablar y después a escribir, asegura José Antonio Parra. Las clases de los instrumentos son en grupo, lo que permite escuchar y ser escuchado, también permite que los alumnos se suelten, perdiendo la vergüenza.