¡Uf…! Qué montón de cosas hemos hablado a lo largo de dos cursos. Unas veces de forma programada, otras cuando las circunstancias lo han requerido y siempre bajo el concepto de educar, hemos ido soltando “rollos”, a veces regañinas y la mayor parte de las ocasiones reflexiones sobre el ser y estar de las personas.
La idea de ser personas capaces de crear corrientes de simpatía en torno a cada uno es una constante que hemos repetido mil y una veces y que la hemos ponderado muchísimo. Quien es capaz de crearse simpatías hacia uno mismo, se abre puertas en la vida, goza de amigos, siente que se le escucha y se le busca para escuchar. Quien hace de su vida la antipatía logra solo estar e incluso imponerse pero nunca es una persona querida.
¿Cómo lograr esa corriente de simpatía? ¿Cómo ser una persona que cuente para los demás?
Yo diría que varias cualidades debe tener: amabilidad, nobleza, bondad, sencillez, naturalizad y cierta etiqueta y cortesía y como consecuencia de todas esas virtudes la persona podrá hacer gala de la amistad.
No es fácil todo ello. El carácter de cada uno tiene un cierto componente constitucional-orgánico y muchos condicionantes culturales, físicos, sociales, económicos… y aunque todos esos elementos, muchas veces, nos sean propicios para tener un carácter amable, si no somos capaces de perfeccionar nuestro comportamiento, de dulcificar nuestras maneras, entonces todo se agravará y a un problema se añadirá el del rechazo.
La cortesía es la demostración del respecto y el afecto que una persona siente por otra. Las personas corteses suelen resultar más alegres, atentas, serviciales y desprendidas.
Las personas naturales y sencillas son como son, sin doblez, sin fingimientos, no necesitan aparentar para ser. Las personas que actúan con naturalidad y sencillez son apreciadas por sus compañeros y jefes. Y si tienen la oportunidad de dirigir serán queridas por sus subordinados.
La persona amable es atenta y cariñosa con las personas con quienes convive, está siempre deseosa de servir, ayudar y complacer. La persona amable es querida por todos los demás.
No es una persona noble quien hace uso de la murmuración y las intrigas, quien planifica caiga quien caiga y a cualquier precio.
La bondad es la cualidad que más puertas nos abre, la que más amigos nos aporta, la que más serenidad de ánimo y de conciencia nos otorga. Ser buenos es ser caritativos, ser generosos, ser capaces de perdonar y pedir perdón.
Gracias por haberme permitido un año más, y ya van 36, enseñar y aprender, reflexionar y aconsejaros, por darme vida y dejarme un poco de mi vida desde una de las facetas que más amo: mi vocación. Perdón por cada uno de los días que se ha metido la pata… y ya sabéis las notas son muy importantes, el trabajo es esencial, pero sed personas de cuyo comportamiento salgan corrientes de simpatía, que no es lo mismo que hacerse el gracioso.