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domingo, 22 diciembre
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Reproches, reproches, reproches, por Pedro Muñoz Plaza

–Nadie se acordó de mi cuando me despidieron. Nadie se manifestó con nosotros hace cuatro años. A mi también me hubiese gustado que nos apoyaran entonces. Nos despidieron en masa y ni se inmutaron. Ahora que les toca a ellos me piden que me levante, que a mi también me afecta ¿Les importa, o solo quieren salvar su culo?

Todos nos aferramos a las esperanzas que nos dan, oímos lo que queremos oír. Si creemos que podemos salir adelante sin cambiar nada, sin movernos, nos quedamos en casa.

Ningún trabajador, de los primeros que salieron zumbando en 2008, pensó que a estas alturas estaría con el agua al cuello. Ningún autónomo, de los que entonces les empezaron a poner pegas con las lineas de descuento, pensó que tendría que cerrar por el camino. Ningún maestro, enfermera o médico pensó que acabaría en el paro. Todo el mundo se creyó aquello que nos decían de que no iban a tocar la sanidad, la educación, los servicios sociales, las pensiones… Todos pensábamos que estábamos preparados para saltarla sin excesivos problemas. Nadie se echa a la calle a las primeras de cambio. Todos nos decían que esto tenía arreglo. Siempre iba a mejorar a final de ese año. Y en todo caso, Zapatero –que al parecer era el culpable de todo– tenía los días contados. Los que venían tenían la solución.

Todo era mentira.

–Te olvidaste de mi cuando comenzaron mis problemas.197sala-de-espera

–Si no me manifiesto por lo mío hasta que no tengo el agua al cuello ¿como me voy a acordar de ti? Ahora, que los dos tenemos el agua por el bigote, nos reprochamos nuestros respectivos olvidos… Pues vale.

–Zapatero negó la crisis, no hizo lo que tenía que hacer y así nos luce el pelo.

–La culpa es de los Gürtel, de los Barcenas que tiene este gobierno metidos en las entrañas.

A todos nos molestan más las cagadas de otros que las nuestras, nos huelen peor las deposiciones del hijo del vecino y nos molestan más la estupideces de Messi que las de Cristiano –a los del Madrid, a los del Barça les molestan más las de Cristiano–. Solo un tonto puede decir que huelen bien sus heces o las de su chico, pero si podemos evitar pronunciarnos lo evitamos. Los pecados de los nuestros siempre nos parecen mas llevaderos; los del otro son insufribles.

Hasta que no aprendamos que nuestra mierda es la primera que tenemos que limpiar –al final es la que nos va a provocar el escozor– nada funcionará en este país.

–Vamos a lo nuestro, todos. Nadie se ha solidarizado con nadie en esta crisis.

No somos conscientes de aquello de «cuando las barbas de tu vecino veas cortar…» Reaccionamos cuando las tijeras nos silban tras la oreja, cuando nuestro vecino ya tiene la cara como el culo de un bebé y nuestra barba no tiene remedio.

–Si cuando los bancos cerraron el grifo, hubiésemos sido conscientes de la que se iba a liar y nos hubiésemos solidarizado con los primeros damnificados –en lugar de tragarnos todo lo que nos echaban–, igual ahora todo sería diferente.

El problema siempre es el mismo: A ti no te prestaba nada el banco; la tijera rondaba tu oreja, no la mía. Ahora que yo no tengo barba, la tuya me la suda.

Si tienes que despedir a alguien, aunque el trabajador sea consciente de la situación por la que pasas tu y tu empresa, al despedido le va a parecer que se comete una injusticia con él, porque lo que le duele no son tus deudas sino su hipoteca. Pero los millones que se ha llevado Bárcenas debería doleros a los dos, nos debería doler a todos.

Dicen que a final de año esto mejora…

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