Transformados por unas horas en vampiros, fantasmas, brujas, esqueletos, dráculas, calabazas y otros personajes de cuentos terroríficos se sintieron más de ciento cincuenta niños y niñas lectores de la Biblioteca que acudieron la pasada semana a una de las actividades programadas en las Jornadas de Otoño que se están celebrando en estos días.
El mago e ilustrador Gustavo Otero puso en escena toda su energía ante las más de trescientas personas que abarrotaron el salón de actos de la Biblioteca con su espectáculo especial para estas fechas titulado “Magos, vampiros y fantasmas”, que hizo las delicias de pequeños y mayores a lo largo de las casi dos horas que duró esta fiesta “terrorífica”.
En la primera parte del acto la magia y el ilusionismo fue encandilando al numeroso público que contemplaba absorto cómo el mago hacia aparecer y desaparecer objetos, atravesaba su espada sin derramar sangre, acertaba palabras misteriosas o lograba que de entre las páginas de un libro saliese fuego… Para todo ello se hizo acompañar de numerosos ayudantes que iba solicitando entre los numerosos niños que se ofrecían y competían por salir.
Gracias a sus dotes persuasivas, Gustavo Otero consiguió acaparar toda la atención de la chiquillería haciendo dos grupos que iban emitiendo los sonidos que él les mandaba y dirigía cual director de orquesta, logrando las risas y aplausos del respetable.
Finalmente fue la ilustración creativa la que puso punto final a la fiesta cuando un buen número de niños y niñas subieron al escenario y decoraron un mural negro que semejaba el Cementerio de la calle Morgue, con fantasmas y vampiros voladores en blanco y colores fluorescentes que brillaron de modo espectacular al apagarse las luces y quedar sólo la luz negra de neón que el mago iba pasando por el escenario.
Tan generosa afluencia de niños fue recompensada a la salida con un detalle alusivo al tema de la actividad que el personal de la Biblioteca fue regalando a todos y cada uno de los niños asistentes.
