Vergüenza y pena. Son los sentimientos que se me vinieron a la garganta tras las manifestaciones de septiembre ante el congreso de los diputados. En aquel atragantamiento vomité la entrada «Perdidos» en este mi-vuestro blog.
No sé inventar. No tengo el talento, la creatividad y la imaginación que se necesita para inventar. Mi cerebro no da para tanto. Las entradas de este blog las vomito. Las reflexiones, los sentimientos que dan lugar a estas entradas son viscerales, me vienen de las tripas. Del estomago. Me suben a la garganta y necesito vomitarlos para no ahogarme.
Comienzo esta entrada porque vuelvo a tener la glotis saturada.
Estos días voy de un extremo a otro casi sin darme cuenta. He vuelto a sentir vergüenza y pena del grado de estupidez y mala fe al que estamos llegando por momentos. Al tiempo me ha fascinado la inteligencia, el talento, la creatividad, la valía y la lucha con la que alguna gente, casi sin que se note, esta saliendo adelante cada día.
Es el extremo estúpido, como podéis imaginar, lo que me sube tripas arriba. Me temo que será de esto último de lo que terminaré hablando en esta entrada. Disculpas de antemano.
El Tribunal Constitucional da el sí a la ley de matrimonios homosexuales. Titular en un importante periódico digital de la edición del día siguiente: «El Gobierno no modificará la ley vigente y dice «sí» al matrimonio homosexual». Deben pensar que nacimos ayer.
El grado de estupidez, manipulación y mala fe de los políticos ibéricos y medios afines, está pasando a un nuevo nivel. Sus argumentos para camuflar su incompetencia y mediocridad, y hacernos la vida imposible a «TODOS» los españoles, cada día son mas pueriles. Ya ni se lo curran. Han perdido el pudor. Todo vale para conseguir eludir sus responsabilidades y que la gente siga comulgando con ruedas de molino. Políticos con demostrada incompetencia y corruptelas a sus espaldas, siguen controlando comunidades y pueblos de toda latitud y condición. Sin problemas. Sin caérseles la cara de vergüenza ni nada. Tienen un manejo tal de su negocio y del comportamiento de las masas, que hacen lo que les sale de los mismísimos.
Los catalanes siempre me habían parecido más serios, más valientes, más europeos… Me había parecido que ese punto de más, acojonaba a sus dirigentes y les hacía tocarse la camisa antes de tergiversar, manipular, corromper… La gente que vive allí conocerá mejor el percal. Yo, desde aquí, tengo la impresión de que se la están metiendo doblada.
El enemigo exterior es un recurso muy socorrido para mandatarios mediocres. Si no sabes que hacer, échale la culpa a alguien y patada a seguir. Ya saldrá el sol por algún sitio. ¡Ojo! creo que todo el mundo tiene derecho a elegir como y con quien quiere vivir. No entiendo por qué se le tiene tanto miedo a la democracia. No sé por qué tenemos tanto miedo a que la gente tome sus propias decisiones. No sé por qué tenemos tanto miedo a hablar. He oído por ahí que es porque en España los políticos no se fían de su pueblo, ni el pueblo de sus políticos. Podría a ser eso.
Tener a quien echarle las culpas, en un momento tan delicado como este, les ha venido de perlas a los gobernantes catalanes.
Yo preferiría que Xavi, Pedrosa, Gasol, Serrat y los catalanes en general siguieran siendo españoles, pero si no quieren…