El velo semitransparente
del desasosiego
un día se vino a instalar
entre el mundo y mis ojos.
Yo estaba empeñado en no ver
lo que vi, pero a veces
la vida es más compleja
de lo que parece.
(Jorge Drexler)
En épocas difíciles como la que nos está tocando vivir, las posturas se radicalizan. Tendemos a refugiarnos en lo simple y fácil de comprender que son las posturas extremas.
Ángel es un joven agricultor de la zona. Un agricultor que está haciendo un esfuerzo impagable por mantener vivas y rentables unas cuantas hectáreas de viñedo. Emparrados, riegos en donde se aprovecha hasta la última gota de agua, días eternos de tractor y azada y noches sin fin para cuidar con un mimo extremo la uva con la que pretende, y lo está consiguiendo, hacer el mejor vino de La Mancha. A Ángel no le pesan las noches que dedica a tratamientos que el tórrido verano manchego no permite hacer durante el día. A Ángel le pesan otras noches.
«Estoy harto de dormir más tiempo en el campo que con mi familia —me dice Ángel, con un cabreo de mil demonios—. Anoche volvieron a entrar. Se llevan poco, pero destrozan mucho. Cualquier noche ocurre una desgracia.»
Cuando las cosas se ponen jodidas los extremistas se hacen visibles. Y cuanto más se les ve, más jodidas se ponen las cosas. Y se entra en un circulo vicioso en donde todo empeora más y más hasta que revienta, que es lo que busca todo extremista que se precie.
El sábado violaron a una chica en mi localidad. Prefiero no hablar del asunto. No creo que pueda hablar del asunto; me descompongo y mi cerebro, y la mala leche, impiden a mis dedos teclear nada coherente. Al parecer están implicados dos inmigrantes.
—Que los ahorquen en la plaza, veríamos si así se les quitan las ganas a los siguientes; deberían echarlos a todos.
Han cesado a Ana Pastor en rtve. El control de los medios es una necesidad imperiosa para mandatarios mediocres. En este país no se sabe gobernar sin entrar en rtve como un elefante en una cacharrería. A estas alturas no nos debería sorprender.
—¿Imparcial esta? Es más roja que la Pasionaria. Su marido es director de la sexta, y ya sabemos como Zapatero se saco una ley de la manga para licitar la cadena. Su hermana estuvo en el gobierno socialista de Castilla la Mancha.
Eugene (Eugenio para la gente del barrio) saluda cuando estamos a la puerta de casa tomando el fresco en las noches de verano. Vuelve de dar un paseo con su esposa y su hija adolescente. Eugene me comenta que está hasta los «mismísimos» de compatriotas y otros foráneos, que le hacen la vida más difícil. Él se levanta todos los días a las siete de la mañana para ir al trabajo. No tiene nada que ver con la gentuza que se mete en fincas de honestos agricultores a robar o con los hijos de puta que violaron a esa chica el sábado. Solo tiene la mala suerte de que en su país no se podía vivir y tuvo que venir a este… a sobrevivir, cuando aún se podía; también de hablar raro el idioma de sus vecinos.
«Yo soy yo –comenta Eugene–. Mi hermano es del Barsa y yo del Madrid. Mi padre está en mi país; no sé a quién vota y no influyo nada en su trabajo, tampoco él en el mío. Mi hermano vota diferente a mí. Chauchescu y sus generales nos hicieron la vida imposible, mataron mucha gente, pero yo no he matado a nadie.»
Todo el mundo tiene derecho a que se le juzgue por sus actos, no por los actos de su hermana, de su marido o de su vecino. También Ana Pastor, por muy roja y poco imparcial que sea; también Eugene; también los políticos que no son conscientes de que una sociedad mas justa es la base de un país más prospero y libre.
Un país en donde no caben pasquines y cristales rotos