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miércoles, 27 noviembre
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Educar en conocimientos y valores

Existen multitud de decálogos que resumen la esencia de un buen docente. Hay uno que me parece especialmente idóneo para recordar, en un día como hoy, un decálogo que nuestros y nuestras docentes en Castilla-La Mancha llevan a cabo en sus aulas cada día.

El decálogo —que en verdad es un heptálogo— lo redactó el profesor y pedagogo Gregorio Luri y podemos leerlo completo en su ensayo ‘El deber moral de ser inteligente’. Sus reglas podrían resumirse en que el profesorado, y a partir de ahora me refiero especialmente a nuestro profesorado castellanomanchego, domina el oficio, con lo que todo ello conlleva: conoce su materia y sabe transmitirla; se compromete por el éxito de su alumnado, observando y felicitándole por sus logros, señalando sus obstáculos y mostrándole cómo se superan; lo hace, además, con afecto, pues es la única manera de que un aprendizaje sea fructífero; y lo realiza, también, con metodologías que reflejan evidencias eficientes. En definitiva, el profesorado castellanomanchego enseña para educar y enseña para aprender.

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Nuestro profesorado instruye al alumnado en las cuatro C de la que hablan otros pedagogos: a ser Conscientes de sus experiencias y sus posibilidades; a ser Competentes, procurándoles una formación que les permita llegar a ser lo mejor que pueden llegar a ser; a estar Comprometidos con el mundo, con el tiempo y con el resto de personas con las que nos ha tocado compartir el planeta; Compasivos, es decir, solidarios con quienes no tienen las mismas oportunidades; y yo añadiría dos C más: la C de Curiosos y Curiosas, pues la curiosidad es la que mantiene las ganas de aprender y saber; y la C de Corazón, que es lo que nuestros docentes ponen a su trabajo.

El profesorado castellanomanchego enseña y educa a nuestro alumnado, además de en conocimientos que les harán entender el mundo que les rodea y que será de absoluta utilidad para su futuro, en valores que convierten nuestra sociedad en la sociedad en la que todos y todas nos sintamos cómodos. Nuestro profesorado enseña que un niño y una niña son iguales en derechos y deberes; que la violencia física o verbal no soluciona los problemas, sino que los aumenta; o que el cambio climático es una realidad que nos afecta a todos y todas. El conocimiento y los valores que el profesorado enseña se transforman en libertad y responsabilidad en el alumnado.

Hoy, 27 de noviembre, Día del Maestro, quiero decir que las y los docentes castellanomanchegos están involucrados en la educación y enseñanza de su alumnado para hacer de nuestras chicas y chicos las mejores personas y, por supuesto, los mejores profesionales que puedan llegar a ser. Gracias maestros, gracias maestras por mejorar el mundo.

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