La Asociación de Acuarelistas de Tomelloso y Comarca que preside al artista local expone hasta el 5 de mayo en el salón de los espejos del Casino de Tomelloso. Acostumbrados estamos a la gran técnica de esta peña creativa dirigida por el maestro Manuel Buendía, a ello se agrega una nueva dimensión en la calidad interpretativa de los acuarelistas expositores. Han trascendido la etapa del copy-paste de Pinterest y se observa en ellos, incluso en los más novatos, una indiscutible impronta emocional dirigiendo el trazo.
Martín Perez Ureña, José Luis Martín, Mary Paz Ropero, María Jesús Navas, Marisa Jiménez, Coralie Van Strije, Encarna Seco, Teresa Pelayo, Teresa Avilés, Ana Peitaví, Antonio Serna, Alba Bódalo, Lola Sebastián, Mari Carmen Parra, Mari Carmen Mora y Manuel Buendía dan vida al papel, paisajes, instantes, detalles, todo un mundo original que atavía el mítico Salón de los Espejos.
Hay que reconocer que el alto nivel artístico de esta exposición es, sin dudas, el producto del trabajo de muchos años, sumado al respeto por la libertad artística individual que podría decirse es el sello de excelencia de su director, Manuel Buendía (Cualidad de maestros de maestros). Por ello, le hemos entrevistado para conocer más cómo funciona el corazón de un equipo de artistas que constantemente se superan a sí mismos.
Pregunta: ¿Cuál es el perfil de tus alumnos?
Manuel Buendía: El perfil es muy variado, aunque quizá el más común sea el de una mujer, de entre 40 y 70 años, con inquietudes artísticas, que ya ha dibujado y pintado antes, pero que no conocían la técnica de la acuarela. No obstante, he tenido alumnado de todo tipo, por ejemplo niñas pre-adolescentes, en la mayoría de casos con buenas aptitudes, pero cuando llegan a la pubertad siempre abandonan. También tengo algunas alumnas de entre 20 y 40 años, que son totalmente virginales en el aspecto de la práctica del dibujo y la pintura.
Con respecto a los hombres, siempre son minoría, y suelen ser jubilados a los que siempre les gustó el tema, pero que por la lógica de ganarse la vida para criar una familia no han podido desarrollar su afición, aunque en todos los años que llevo en esto los hombres nunca han superado el 20 % con respecto a las mujeres. Pero si tuviera que definir un perfil de alumnado sería el que he comentado al principio.
P: ¿Cómo defines esta muestra?
MB: Creo que se puede definir con una palabra: ecléctica. Aunque no todos los participantes en la exposición son alumnos, ya vuelan por su cuenta, todos han pasado por mi taller y se han iniciado en la acuarela conmigo, y creo que mi intención ha sido siempre que cada uno de ellos encontrase su propio lenguaje plástico. Por lo tanto, quizá en esta exposición se vea más claramente los caminos expresivos de cada uno de los acuarelistas, y esa variedad de estilos y temas la hacen mucho más rica.
Hace muchos años tuve un gran profesor que me inculcó que la labor de un profesor es la de ayudar al alumno a encontrar su espacio y su lenguaje, no a ser una copia del maestro. Ese profesor es Fernando Kirico, profesor ya jubilado de dibujo de la Escuela de Artes de Ciudad Real, y seguimos en contacto desde entonces.
P: ¿Qué motiva a tus alumnos a seguir?
MB: Creo que la motivación que tienen es muy variada, porque las circunstancias personales de cada uno de ellos son muy complejas. Por eso una de mis máximas prioridades es la de estimular su motivación. Creo que un profesor de cualquier actividad artística se debe implicar con los alumnos, debe existir cierta complicidad entre ambos, y yo como profesor debo conocerlos muy bien para poder sacar todo lo que llevan dentro, que en la mayoría de los casos ellos mismos no lo saben.
Para la mayoría de ellos esta es una actividad terapéutica, algo que les produce bienestar y estabilidad emocional, pero no se puede tratar a todos de la misma manera. Cada alumno es muy diferente a los otros, incluso cada día de clase es diferente, y habrá días que unos necesiten que les dedique más tiempo que otros. Aunque es algo que pueda ocasionar conflictos, es inevitable, porque no se puede medir el tiempo ni la dedicación que cada uno necesita. Hay alumnos que con 15/20 minutos que les dedique saben sacar todo el jugo a ese tiempo. Pero la motivación mayor está en el resultado de sus trabajos, ya que solo quien ha experimentado la sensación de acabar un cuadro puede saber lo satisfactorio de ese momento.
P: ¿Cómo afecta al artista la naturaleza efímera que pareciera dominar el presente?
MB: Realmente es algo que no debería afectarnos a los artistas, ya que si somos artistas y creemos firmemente en el papel del arte en la sociedad, debería importarnos muy poco este presente tan efímero. Ese mundo de la inmediatez de las RRSS es algo que no va con nosotros, aunque también entremos en el juego, porque un artista debe ser ante todo cronista de su tiempo. Es una ecuación muy sencilla: la palabra “efímero” y la palabra “Arte” dentro de la misma frase es un oxímoron, ya que la esencia del Arte (con mayúscula) es la de la intemporalidad y la permanencia en el tiempo. El Arte es el presente con vocación de futuro y cimentación del pasado.
Estamos viviendo la mayor crisis de la historia del Arte en el aspecto del consumo y divulgación. En cambio, en las RRSS vemos a diario muchas manifestaciones de pseudo-arte por culpa de esta cultura creada del consumo rápido de cualquier producto. No podemos negar la realidad, pero sería muy frívolo y desleal subirnos a ese carro que está llevando al Arte a su muerte por desnutrición cultural.
P: ¿Qué es para ti lo más importante que debe transmitir un profesor a un alumno?
MB: Básicamente creo que debemos transmitir el amor y la pasión por nuestro trabajo. Como he dicho antes, nuestro deber como artistas y maestros está en transmitir nuestros conocimientos, la técnica, y sobre todo las sensaciones y sentimientos que todo artista debe transmitir. No debemos crear clones de nosotros mismos, sino seres humanos con capacidad para transmitir esos sentimientos personales a través de cualquier disciplina.
No obstante, yo no puedo crear un artista de alguien que no lleve el arte en su ADN, solo puedo ayudarle a descubrir los caminos para encontrar ese ADN. Al largo de todos estos años habré tenido más de 200 alumnos. Alumnos que en todos los casos eran personas que iban a las clases de forma voluntaria, unos con la misión específica de mejorar su técnica, otros de aprenderla, y muchos otros para probar una actividad enriquecedora y terapéutica, y desde esa experiencia he ido desarrollando mis métodos, que son muy poco ortodoxos y académicos.
P: ¿Es el color el reflejo de las emociones internas?
MB: Por supuesto que sí. Científicamente el color es la manifestación de la descomposición de la luz en distintas longitudes de onda, pero además hay algo muy importante, y es el hecho de que cada persona tenemos distintas capacidades a la hora de percibir ese fenómeno físico. Según mi experiencia, la mayoría de los humanos tenemos un mayor o menor grado de daltonismo, ya que no hay dos personas que perciban un color determinado de la misma manera. Conocer toda la teoría del color es fundamental para poder sacar toda la riqueza de matices que éste tiene, pero es algo tan personal que resulta difícil transmitirlo.
Con respecto al color como reflejo de las emociones internas, es algo que no ofrece ninguna duda. Ahí también entra la teoría, donde la psicología del color es una asignatura que ya se imparte en muchos estudios de distintas disciplinas (diseño, arquitectura, decoración, cine, teatro, etc). El color se manifiesta siempre como un coloso indomable dispuesto a imponer su voluntad, e intentar domarlo es casi imposible, ya que como mucho puedes intentar pactar con él ciertas condiciones de convivencia. Por otro lado, es innegable que cualquier artista plástico aplicará un determinado color a un espacio dentro del cuadro dependiendo del día, y ahí es donde el poder emotivo del color se manifiesta indomable. Creo, no obstante, que esa disfuncionalidad cromática es la clave para que el arte se manifieste en toda su plenitud.
Os animo a visitar la muestra y disfrutar del espacio histórico que por suerte se hace eco el arte local.