El pintor tomellosero Antonio López ha explicado hoy que ha tenido que dejar aparcado su cuadro de la Puerta del Sol debido a las obras y que en la actualidad trabaja en su escultura de Cristo crucificado, para cuyos moldes está trabajando con un joven estudiante de policía.
«Estoy haciendo una escultura de un Cristo crucificado, para hacer la armadura necesito hacer los moldes, me viene un chico que está estudiando para policía», ha revelado el pintor de Tomelloso (Ciudad Real) sobre el proceso de creación de su primera obra religiosa, una talla para la catedral nueva de Vitoria.
López, que ha participado hoy en una de las conferencias impartidas en los Cursos de Verano de la Universidad Complutense en San Lorenzo del Escorial, ha considerado el arte un ejercicio intuitivo «bueno para todos, aunque no vayan al Prado».
El artista ha presentado un recorrido a través de sus influencias a la par que ha profundizado en sus dilemas como creador, un oficio que, ha asegurado, le ha «ayudado a vivir muy bien»: «Siento que estoy haciendo un poco lo que quiero», ha afirmado, «si tuviera que sintetizar, los temas de mi obra serían la figura humana, la figura urbana y las flores».
El pintor ha estado acompañado por el general de Tierra Francisco José Dacoba, que moderó el coloquio en representación del Ministerio de Defensa (promotor de esta actividad) y ha sido precedido por la intervención del catedrático Manuel Huertas, que ha impartido una lección acerca de los elementos técnicos fundamentales del arte y ha insistido en que «la técnica no es un fin sino una herramienta».
En ese mismo punto ha incidido el artista, quien ha recalcado que «el motor siempre es la emoción que te produce la experiencia de vivir», lo que le ha llevado a ocupar en muchas ocasiones la calle para retratar la Gran Vía o la Puerta del Sol, la cual lleva inmortalizando durante los últimos diez años.
López ha incidido en el tema común que le preocupa a la hora de abordar una nueva obra: «Las angustias que siento son sobre si estoy acertando en la manera de pintar las cosas», ha asegurado.
López también ha alabado la obra de algunos autores como Vermeer, Francis Bacon o Velázquez, a quien considera su gran maestro por retratar de manera universal la realidad de la vida y ante cuyas pinturas siempre termina sus frecuentes visitas a El Prado, porque lo considera como su patria.
Además de a estos referentes, el artista ha querido recalcar la obra de creadores de otras disciplinas como Johann Sebastian Bach o Luis Buñuel, en cuyas películas «estás sintiendo el misterio de la vida», algo a lo que el pintor da relevancia sobre un estilo que pudiera estar más depurado.
El creador ha tenido tiempo para criticar a quienes copian fotografías en lo que ha considerado «una forma de realismo pobre», a la par que se ha mostrado preocupado por el futuro del arte en una sociedad en la que «el capitalismo lo ha ensuciado un poco todo».
«¿Qué motivo común puede haber, más que la propia vida?», ha lamentado el autor haciendo referencia a la inexistencia de lugares de concordia frente a una sociedad atomizada en la que no se encuentra una causa común que bien pudiera ser «la salvación del planeta».
El pintor ha asegurado que esta falta de metas conjuntas y referencias en las que crear un universo común ha dado lugar a fenómenos como el cuestionamiento del arte contemporáneo, el cual considera que «está ‘chupao’ si de verdad entras y te apasiona el conocimiento de esta materia».
Como final al encuentro, los asistentes han abordado en una ronda de preguntas en la que López ha aportado su visión de obras como «El Guernica», que ha reconocido que no le gusta demasiado, a pesar de asegurar que «si no entiendes El Guernica es difícil que entiendas Las Meninas».
La lección magistral de López, que inaugura los cursos de verano que se extenderán hasta el próximo 8 de julio, ha concluido con un prolongado aplauso que evidenciaba la lucidez de la que el autor, a sus 86 años, ha hecho gala.