La localidad guadalajareña de Molina de Aragón volverá la adelantar la tradicional Misa del Gallo del 24 de diciembre a la noche del 7 de diciembre, de tal forma que los molineses tienen el privilegio de celebrar dos fiestas de Nochebuena, en respuesta a una bula papal que este año conmemora su 500 aniversario y que responde a la devoción de sus habitantes a la Virgen Inmaculada.
Es lo que los molineses llaman la pequeña Navidad, merced a un privilegio que les permite adelantar la eucaristía del día de la Virgen Inmaculada a las 12 de la noche y que se conoce ya como la Misa del Gallo de la Inmaculada.
Esto responde a un decreto o gracia concedido por el Papa León X en el año 1518 a Molina a petición del Cabildo y de los propios molineses, muy devotos a la Virgen Inmaculada. De esta forma, los molineses no tenían que estar toda la noche, hasta la llegada de la eucaristía, en lo que se conoce como ayuno eucarístico, sino que al adelantar la misa, después ya podían cenar y celebrar la fiesta con turrones ante la llegada de la Navidad, ha explicado a Europa Press el vicario general, Agustín Bugeda.
Una fiesta que «va creciendo» y que se completa con una hoguera que permanece encendida toda la noche en el monumento dedicado a la Virgen Inmaculada en lo alto del cerro de Santa Lucía.
Según el vicario general, hay tradición entre los devotos de ir andando hasta el cerro a rezar a la Virgen Inmaculada, una devoción que llevaron a esta tierra molinesa los monjes franciscanos en el siglo XIII.
«Molina es una comarca inmaculista», ha apostillado Bugeda tras reiterar que, de esta forma, los habitantes de la capital del Señorío celebran no solo Nochebuena y Nochevieja sino su Noche Grande de la Navidad con la primera Misa del Gallo.
EXPOSICIÓN SOBRE LA FIESTA
Y este año, con motivo del V centenario de esta bula, además de la misa en la Parroquia de San Gil, lugar donde se encontraba el Cabildo, se podrá visitar una exposición en torno a lo que representa este privilegio, como surgió y que supone para los molineses.
Esta muestra, que permanecerá abierta hasta el mes de febrero, está organizada por las parroquias de Molina en colaboración con la Diócesis Sigüenza-Guadalajara y el Ayuntamiento.
Esta tradición ha permanecido inveterada e ininterrumpida desde entonces, razón por la que, a petición del obispo diocesano, la Santa Sede ha concedido a la citada parroquia molinesa la celebración del novenario y fiesta de la Inmaculada en clave jubilar y con indulgencia plenaria.
El obispo diocesano, don Atilano Rodríguez, presidirá la misa de la medianoche del 7 al 8 de diciembre en San Gil de Molina, la misa de la Inmaculada en su 500 aniversario de privilegio papal y ahora con gracias jubilares.
500 años después y a petición del obispo, se ha concedido otra bula, en este caso con motivo de los 500 años de culto de la catedral seguntina.
Precisamente, este domingo también es una fecha histórica para la diócesis porque comienza el Sínodo, una convocatoria extraordinaria con el objetivo de marcar los retos y desafíos pastorales que plantea el futuro y poder tomar luego las decisiones oportunas para la provincia.
El último Sínodo que se convocó en la Diócesis data de 1848. La celebración se inserta asimismo en el Año Jubilar del 850 aniversario de la consagración de la catedral seguntina.
Para el vicario general, se trata de un momento muy importante de consulta y propuestas y objetivos en base a la problemática de esta diócesis. «Un momento de revulsivo, de pensar y rezar», ha añadido.
Por su parte, el alcalde de Molina de Aragón, Jesús Herranz, ha afirmado que esta es una fiesta que se vive «intensamente» entre los habitantes de Molina.