Un sueño alterado o interrumpido disminuye la capacidad de controlar la postura y el equilibrio, ha concluido un estudio de la Universidad de Warwick (Reino Unido), publicado en la revista ‘Scientific Reports’.
«Cuando no dormimos bien, podemos sentirnos un poco mareados y nuestra capacidad de controlar nuestra postura y equilibrio se ve disminuida de alguna manera. Cuando estamos en forma y con buena salud, nuestro cuerpo es capaz de adaptarse y desarrollar una estrategia para mantener el equilibrio y evitar caídas e incidentes», ha explicado el científico líder del estudio, el doctor Leandro Pecchia.
El estudio, el primero que demuestra la relación entre un mal sueño y la postura y el equilibrio, se realizó con una muestra de adultos sanos que se sometieron a una evaluación de sueño y equilibrio durante dos días consecutivos. Los datos del sueño, que se realizaba en casa, y los test de equilibrio se recogieron con sensores portátiles.
«Los resultados obtenidos en voluntarios sanos normales son sorprendentes, dada la capacidad a edades más tempranas para compensar tales interrupciones del sueño agudas y de corta duración», ha señalado el miembro del equipo investigador, el profesor Francesco Cappuccio.
Cappuccio ha agregado que el equipo espera «efectos más dramáticos cuando estos experimentos se repliquen en personas más mayores, cuya vulnerabilidad a un sueño interrumpido, a la hipotensión postural y al riesgo de caídas son mucho mayores».
En este sentido, los resultados del estudio pueden servir para diseñar un plan de prevención de caídas en la poblaciones y entornos donde el sueño normal se interrumpe con frecuencia, como ocurre con las personas mayores y los hospitales.
«Los resultados pueden contribuir a entender las caídas en los hospitales. Los pacientes mayores hospitalizados se encuentran en una condición frágil, duermen en un ambiente desconocido, con una luz nocturna inusual, ruidos de enfermeros y otros pacientes y quizás bajo el efecto de más de un fármaco», ha indicado el doctor Pecchia.
«Levantarse al baño puede ser más desafiante de lo que pensamos. Tener un enfermero en cada cama no es práctico en el sistema moderno y no está bien considerado por muchos pacientes ancianos», ha agregado el investigador líder.
Pecchia ha reclamado la necesidad de aprender a usar la tecnología disponible para detectar de forma precoz estos cambios en el sueño para poder diseñar intervenciones personalizadas que pueden ayudar a evitar las caídas en el futuro.
«Uno de los problemas en la prevención de caídas es que conocemos a un sujeto frágil que caerá, pero es muy difícil predecir cuándo. Nuestro estudio es el primer paso para encontrar una solución», ha concluido el experto.