Daniel Cuadrado Morales, de Tomelloso e insultantemente joven, hace unos meses publicó una novela histórica, ambientada en el Imperio Romano. Se llama Teutoburgo, sobre uno de los episodios más negros para los romanos.
Dany tiene veintitrés años y es camarero. La Bodeguilla, uno de los locales con más solera de la calle Concordia, lo regenta nuestro escritor. El 19 de diciembre pasado, el mismo día de su cumpleaños presentó en su local su primera novela. Daniel es tímido, pero un apasionado de los temas que trata, sobre todo de la época de su libro, de la que habla con vehemencia y sapiencia, a pesar del pareado. Ama la escritura y se le nota. Escribe con pasión, robándole horas al sueño y a los días de descanso del bar.
«Esta novela es la unión de mis dos pasiones, la escritura y la historia, cogí Teutoburgo porque en todas las novelas y películas de Roma, más o menos siempre es lo mismo y este es un episodio que no se conoce demasiado. El Imperio Romano siempre me ha llamado la atención, desde pequeñito. Desde que tengo memoria he leído libros de Roma. Hay otros temas de la historia que me gustan, pero a un nivel menor.»
Además Daniel es totalmente autodidacta. «Soy autodidacta. Acabé la ESO y me puse a trabajar. He seguido profundizando por mi cuenta y en mis ratos libres. Llevo escribiendo desde que me acuerdo. Mis padres siempre me han inculcado la lectura y la escritura… no recuerdo cuando empecé a escribir, relatos, cartas… y ya me animé con la novela histórica. La escritura de este libro me llevo nueve o diez meses, sin contar el tiempo de documentación».
Teutoburgo y la cabezonería romana
Empieza contándonos sobre el episodio que ilustra el libro. «La batalla de Teutoburbo fue, básicamente, que Roma se empeñó en conquistar Germania. Quisieron avanzar la frontera, que estaba en el Rin, al Elba. Aquel era un terreno prácticamente inaccesible para las legiones romanas, bosques, pantanos… los romanos allí no podían combatir. Pues aun así, su empeño les llevó a meterse con tres legiones, que eran unos 25.000 soldados, en el bosque de Teutoburgo. Los germanos, muy inferiores en técnicas de combate a los romanos, aprovecharon el terreno para tender una emboscada a sus enemigos… y los masacraron. Según los escritos antiguos sobrevivieron unos ochenta hombres de un ejército de veintitantos mil… Roma jamás conquisto Germania».
Nos suena al inicio de Gladiator… «No. Es al principio del Imperio. Eran unos años convulsos en Roma. Acababa de ser una república y mandaba el primer emperador, Octavio Augusto. Esto ocurrió en el año 9 después de Cristo y Gladiator transcurre, más o menos, en el año 180, a mediados del imperio. Este episodio que relato ocurre cuando Roma tenía su máximo poderío militar, habían conquistado toda Europa, solo faltaba Britania y la Dacia».
La novela, suponemos, partirá de un hecho histórico cierto y a partir de ahí se entrelazan las historias noveladas «¡Claro! Lo que narra el libro, aparte de la batalla, es la historia de un legionario que servía en una de esas legiones. La Historia, al fin y al cabo, recuerda a los generales, a los césares, pero los que de verdad luchaban e iban a combatir eran los legionarios. A esos la historia con mayúsculas no los refleja. He supuesto que sobrevivieron más personas de las que reflejan las crónicas clásicas, entonces, relato el avatar de un grupo de supervivientes a la batalla, narrando el día a día de la legión, la disciplina, el entrenamiento, las armas. El ejército romano es el precursor de los ejércitos modernos. En la antigüedad, ninguno de los enemigos de Roma llevaba casco, que aunque parezca una tontería es un precedente del ejército moderno».
El legionario
Además, iban calzados. «Las cáligas. Tenían uniforme de gala, de campaña. Muchos elementos que se ven en las películas, como las crestas de los cascos, las llevaban los centuriones para ser distinguidos en la batalla y mantener el frente unido».
Le preguntamos a Dany por el equipo de un legionario «Un legionario llevaba el casco, la armadura, una coraza metálica en esta época. El escudo, que primero fue ovalado y luego el que sale en las películas, el rectangular, rojo, achaflanado.» El de la tortuga de Asterix, soltamos en un alarde de conocimiento clásico «exactamente. Además, tenía esa forma curva para desviar las lanzas. Llevaban las sandalias, su túnica, una bufanda. De armamento ofensivo llevaban la espada, que se llamaba gladio y dos lanzas, dos pila, que es el plural de pilum. Una pesada, capaz de atravesar escudos y una ligera para parar la carga enemiga. Algunos soldados llevaban un cuchillo, pero no todos».
La legión era una milicia pagada y cuando los soldados se jubilaban eran acreedores de ciertas ventajas sociales «Roma primero fue una monarquía de la que poco se conoce. Durante la República, después, no tenían ejército, por lo que los propios ciudadanos tomaban las armas para defender su tierra. El cónsul Mario, profesionalizó el ejército ya que tras muchas campañas no quedaban prácticamente ciudadanos, habían muerto. El cónsul cogió a gente pobre, plebeyos y de baja clase, les puso un sueldo, el estado les proporcionó las armas y se estandarizó todo el ejército. Tenían sus pagas y clubes de enterramiento, por si moría algún compañero. Cuando se jubilaban, tras veinticinco años de servicio, se les daba una paga o un lote de tierra».
Gente de a pie
Las novelas históricas suelen recrear a los grandes personajes, olvidando a la gente de a pie, como nosotros. Incluso en nuestras fantasías históricas todos nos sentimos como el príncipe de turno, cuando el 99,9 % hubiésemos sido carne de cañón. «Yo en Roma hubiese sido legionario». Por cierto que nos asegura que ser legionario era una mentalidad «él sabía que su general o su emperador vivían a cuerpo de rey, pero no pensaba que aquello era una injusticia. Quien nacía plebeyo se moría plebeyo, salvo casos excepcionales. Sabía que era soldado, que podía ascender a centurión y que le tocaba dormir al raso, comer rancho, combatir y sufrir las heridas. Y lo admitían. Cada uno tenía su rol asumido y era lo que había».
Otras dos novelas
Dany se siente satisfecho, y sorprendido, de las ventas de la novela, le preguntamos por sus proyectos. «Tengo otra novela escrita…. Escrita, corregida y terminada. Es de fantasía, en la línea de El Señor de los Anillos, es más grande, más desarrollada que Teutoburgo, y con la experiencia de ella. La he mandado a varias editoriales y estoy esperando respuesta. Ahora estoy escribiendo otra, pero va lenta, me está costando mucho trabajo. Vuelvo a la historia, a Claudio y la conquista de Britania… El emperador Claudio a pesar de los estereotipos era muy inteligente».
Suena en el local en el que estamos, Somewhere Over the Rainbow, en una versión arrastrada y bluesística, con voz de mujer que podría ser la de Aretha Franklin. Un buen final para este rato de charla con un escritor que, como Dorothy, tiene toda la vida por delante.