Más de trescientas encajeras de 18 localidades de toda La Mancha participaron este sábado en el X Encuentro “Ciudad de Tomelloso”, que organizado por la Universidad Popular tuvo lugar en Elder Plaza.
Las artesanas acuden cargadas con los aperos para realizar sus primores. Se saludan, se ve que se conocen de otros encuentros: se ponen al día de todos los cambios acaecidos desde la última vez. A la entrada hay un mercadillo en el que venden plantillas (picaos), hilo, bolillos y todo lo necesario.
El agudo sonido de los bolillos, entre las palmeras de Elder Plaza, parece tropical, africano, como de xilófono y resulta agradable. La mayoría de las encajeras portan gafas colocadas a media nariz. Esto del encaje de bolillos nos parece una faena inconmensurable y pacientísima, como un castigo de dioses griegos.
El encaje es flamenco, lo trajeron a esta tierra —como los molinos de viento— los belgas que viniesen con el emperador Carlos. Almagro es su centro.
Algunas señoras consiguen abstraerse entre el ruido. Hay almohadillas de todos los colores y formas. Parece que va a hacer buen día. María Pedraz, la coordinadora de la Universidad Popular da la bienvenida. Las encajeras continúan con esa faena rotunda, magnífica: bolilleando.
El único encajero del encuentro
Jesús Rodríguez es el único encajero que vemos. Nos cuenta que es de Carrión de Calatrava y que lleva dos años palilleando, aprendió en Torralba con una encajera. Nos cuenta que cuando vio hacer encaje decidió que él tenía que aprender y ni corto ni perezoso se compró la almohadilla y los bolillos y acudió a recibir lección de la palillera. Asegura que cada vez le gusta más hacer encaje de bolillos y que la maña y la rapidez se consiguen con el tiempo.
«Todo va a base de cruces y de guías»
Mari Carmen pertenece a una asociación de encajeras de Ciudad real, le señalamos lo difícil que nos parece ese arte, «¡No hombre, no!» nos asegura riendo, «el picao te lo va diciendo». Se trata de ir guiando los hilos según el dibujo que hay puesto sobre la almohadilla, que sirve de patrón, los alfileres sirven de guía, hay uno en cada intersección, para hacer el cruce, que es como se sujeta el encaje. «Todo va a base de cruces y de guías».
Le preguntamos a Mari Carmen por los distintos tipos de encajes, «uffff… el ruso, el de hinojosas, cantún, el de camariñas, el de valenciennes…» ¿Y puntos? «filigrana, habichuela, el punto a la virgen, el picopato, el de diamante… muchísimos»
Bolillos, almohadilla… o mundillo. El número de bolillos depende, lógicamente, del encaje que se vaya a hacer, 250, 500… No solo se hacen puntillas de encaje, nos precisa la maestra, se hace de todo: sujetadores, bolsos, tangas, muchas cosas.
Mari Carmen nos cuenta que estos encuentros están muy establecidos y muy bien organizados. Sirven fundamentalmente para aprender, explica que «el punto que está haciendo esa chica, la del medio, nos lo enseño una encajera de Tomelloso».
Fomento de la cultura y las tradiciones
Tras un mañana dándole al palillo y cambiando impresiones, ideas y picaos. Han actuado los alumnos (alumnas mayormente) de Bailes de Salón de la Universidad Popular y Nuria y Julio, campeones de España de baile deportivo en silla de ruedas. Tras ellos se han hecho entrega de recuerdos por parte de los organizadores y se ha dado cuenta de una comida de hermandad en Elder Plaza.
La concejala de Cultura, María Dolores Coronado, daba las gracias a los participantes en este encuentro. Ya que para el Ayuntamiento de Tomelloso es prioritario fomentar la cultura y las tradiciones, aseguraba Coronado, estas encajeras han ayudado a conseguirlo en esta jornada. Asimismo agradeció a los campeones de España de baile en silla de ruedas, Nuria y Julio, así como a los alumnos de Bailes de Salón de la Universidad Popular, haber amenizado la mañana. Ha alabado el trabajo de la Universidad Popular en la organización de este evento, especialmente el de María Rodríguez, coordinadora de la misma.
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