Las cepas en esta época ya están florecidas. Los pequeños racimos y sus minúsculos frutos van asomándose al sol, mientras que las hojas de parra protegen a las incipientes uvas. Empieza lo bueno.
El cielo azul manchego se sitúa como testigo privilegiado de este gran momento. En la viña de mi abuelo 800 vides son suficientes para mantener su memoria y legado. Aunque, mi padre se plantea ocupar con nuevas cepas las “marras”(lugares en los que no hay cepas) para tener la viña más completita. Esperemos que este año la climatología se porte y las uvas den buen grado.
– Papá ¿cuántos kilos puede dar una viña como ésta?
– Pues hija, unos 6.000 más o menos
Quien esté poco familiarizado con este mundo normalmente se sorprendería con las cantidades astronómicas de kilos que se mueven. Pero sí, 6.000 kg de uva en la recogida de una viña no son números tan descabellados. Quien da de comer a su familia solo con la vid, maneja muchos más kilos. De ahí lo sacrificado de este oficio.
Dejamos que la viña del abuelo descanse y que a fuego lento, como las buenas cosas, dé sus frutos. Hasta la próxima y, ¡que viva el vino!