Una vez más las abuelas son las que ponen la nota de cordura. La abuelita de Francisco Nicolás Gómez Iglesias, ha sido la más atinada al referirse al chaval como “Paquito”, pues no deja de ser un muchacho que nos ha salido un poco mentiroso por más que D. Miguel Bernad, el de manos limpias, trate de aliviar el sofoco de la vergüenza que le ha producido ser timado por un bufón “crecido a más”. El señor Bernad dice que “este chaval tenía respaldo al más alto nivel”. A mí lo que me parece “al más alto nivel” es el disparate de todas las ondas que se van propagando desde el epicentro Nicolás.
Al margen de quien haya detrás, si lo hubiera; más allá de los engaños; obviando que tanta culpa tiene, para mí, el timado como timador en este juego, que, dicho sea de paso suena a capítulo de Aída; y dejando atrás la comedia del disparate que nos está haciendo reír a carcajadas, a mí lo que realmente me preocupa son las apariencias:
Las apariencias del Pequeño Nicolás, porque me da miedo, me aterra, que el perfil de este chico sea tan sugerente que caigan a los pies de sus embustes personas influyentes de la política y los negocios del país; claro que, viendo lo que estamos viendo con los Rato, Blesa y demás compañía, cualquier cosa puede pasar. Digo, y ya muy en serio, que me aterra el prototipo de relevo generacional que está creciendo “al sol” de algunos. Estos algunos deberían hacérselo mirar. Y es que le quito cara a Paquito y se me vienen muchos rostros a la hechura del Pequeño Nicolás.
Y me preocupan, y mucho, las apariencias en general, pues cada día les damos más importancia, descuidando lo más importante, la persona. Nos condenamos al vacío si lo reducimos todo al envoltorio, a la apariencia. Igual se nos olvida que la apariencia tiene fecha de caducidad.
En qué acabará este número circense, lo iremos viendo sin necesidad de mucho imaginar. La farándula está asegurada, esperemos que la jueza Mercedes Pérez vaya dando claridad a tanto chisporroteo de luces de mentira.
De momento, muchos ya de cabeza, como la pobre Catalina Hoffmann, la del famoso y patentado método Hoffmann. A quien le ha tocado aclarar que no coló al muchacho en el besamanos de los reyes. O el delegado de Seguridad y Emergencias del Ayuntamiento de Madrid, Enrique Núñez, quien ha tenido que avanzar poco menos que el agente municipal que acompañó al “pequeño Nicolás” a Ribadeo, lo hizo por su propia cuenta. Y así, y así… tantos más ¿en qué quedará? Para muchos es héroe nacional.
La prensa dice que “Paquito” está abrumado, y yo creo que el circo no ha hecho más que comenzar.