Como todas las madrugadas de Viernes Santo desde 1961 (“aunque caigan chuzos de punta” nos decía un penitente”), a las tres en punto de la mañana echaba a andar desde la parroquia de la Asunción de Nuestra Señora, la Procesión del Silencio, de la Cofradía de la Penitencia de la Santa Cruz. La Estación Penitencial comenzaba media hora antes, a las dos y media, con la oración comunitaria de los cofrades.
Recorrieron, con el silencio roto por el perturbador lamento de las cadenas arrastrando por el suelo, la calle Independencia, la Glorieta, Domecq, Carboneros, Carlos Morales, Doña Crisanta, Belén y Don Víctor.
Varios centenares de cofrades, ataviados con una túnica franciscana, cubiertos con el capuz, cabizbajos y mudos, llevaban a cabo esta Estación de Penitencia, sin duda, la procesión más característica de la Semana Santa de Tomelloso. Desfilaron con su paso titular: la Gran Cruz Expiatoria del Pueblo.