Como cada 27 de diciembre desde hace nueve años el Teatro Municipal de Tomelloso volvió a vibrar con la música y la solidaridad del Concierto Benéfico de la Orquesta Sinfónica Verum. El recital hizo las delicias del respetable —que casi llenó el teatro— como demostró la gran ovación con la que premió a la formación musical. La O.S. Verum venía de interpretar el mismo programa, con gran éxito, el 22 de diciembre en el Auditorio Nacional de Música de Madrid.
Asistieron al acto representantes del Ayuntamiento de Tomelloso; de las entidades colaboradoras, Banco Santander, Bankia, Globalcaja y Banco Sabadell; de las organizaciones beneficiarias, además del Obispo de Ciudad Real, Antonio Algora y la presidenta de la Asociación de Empresarios, Esther Belló, entre otros.
El importe íntegro de las entradas se repartirá entre Cáritas, Manos Unidas y DaLaNota. Juan Antonio López Montero, consejero delegado de Bodegas y Viñedos Verum, la compañía que sostiene a la orquesta, destacó la labor encomiable y cada vez más necesaria de las dos primeras organizaciones, basada en la generosidad y el altruismo, tanto de sus propios voluntarios como de la ciudadanía, de la que hacen de catalizador. DaLaNota es un programa realizado por músicos, dos de la Orquesta Sinfónica Verum, que educa con la música desde la igualdad, extendiendo los valores que de ella se desprenden. Juan Antonio López valoró la importancia de la cultura citando a Lorca «Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle no pediría un pan; sino que pediría medio pan y un libro». Pidió a los tomelloseros que vivan “su orquesta” y que la acompañen durante todo el año.
Las dos partes del concierto estuvieron claramente diferenciadas. La primera dedicada al romanticismo alemán se iniciaba con la célebre obertura de “El cazador furtivo” de von Weber. La pieza adelanta alguna de las melodías de la ópera a la que sirve de preámbulo. Verum, dirigida por Miguel Romea, nos transporta sutilmente al bosque alemán, nos descubre sus misterios o nos lleva a la alegría de las fiestas de la aldea.
La segunda de las obras de la primera mitad fue el Concierto para Violonchelo y Orquesta, op. 129 de Robert Schumann. La pieza consta de tres movimientos que se suceden sin solución de continuidad, el violonchelo de Eros Jaca dialogaba con la orquesta, destacando con maestría sobre la sutil estructura orquestal del Concierto. Verum hizo una interpretación elegante, frágil, sentimental y profunda de la obra de Schumann. Jaca regaló al público un movimiento de la Suite 1 para Violonchelo de Bach.
La segunda parte, totalmente navideña, estuvo formada por las suites de El Cascanueces y la Bella Durmiente, los celebrados ballets de Tchaikvsky hicieron las delicias del respetable. Ambas piezas demostraron la calidad de la O.S. Verum, a la que Romea llevo a las más altas cimas del sinfonismo del genio ruso. Las obras, no por previsibles y conocidas fueron menos gozosas destacando el Vals de las Flores, del Cascanueces y el Vals de la Bella Durmiente. Tras una gran ovación del respetable y el ya clásico deseo de un buen año por parte de Miguel Romea, la O.S. Verum regaló al público un nuevo vals. Y qué mejor broche de oro que el majestuoso Vals del Emperador de Strauss.