Coincidiendo con la finalización del antiguo sistema de derechos de plantación de viñedo y con el inicio del nuevo sistema de autorizaciones de plantación, la Consejería de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural de Castilla-La Mancha facilitaba una serie de datos referentes al sector vitivinícola de los que se desprende que, desde el 1 de enero de 2016, Castilla-La Mancha supone casi la mitad del viñedo de todo el territorio nacional, ya que cuenta con 443.818,31 hectáreas, es decir, el 47% de la superficie española.
De esta superficie, según la Encuesta sobre Superficies y Rendimientos de Cultivos (ESYRCE) en 2015, en Castilla-La Mancha el 46,6% de la superficie dedicada a viñedo de uva de vinificación está en regadío y, además, a inicios de la campaña 2015/2016 había 151.170,09 hectáreas en conducción elevada o espaldera, siendo el agua, por tanto, el mayor factor limitante de la viticultura regional.
¿Se podría haber mejorado la transformación varietal de nuestro viñedo?
Cooperativas Agro-alimentarias Castilla-La Mancha presta especial atención al reparto de variedades en la región, ya que en la actualidad, y tras un importante gasto (más de 1.000 millones de euros en 15 años) a través de planes de reestructuración y reconversión de viñedo, las variedades blancas tradicionales (Airén, Macabeo, Verdoncho, Pardillo) suponen aún el 52,5% del total; y las variedades tintas tradicionales (Tempranillo, Bobal, Garnacha tinta y tintorera, Monastrell, Tinto de la pámpana blanca), son el 37% del total regional, “de estos datos se desprende que el 90% de la superficie vitícola actual en Castilla-La Mancha sigue ocupada por variedades tradicionales o autóctonas”, afirma el portavoz de Vinos de Cooperativas, Juan Fuente.
Así, las variedades internacionales y “mejorantes”, como Syrah, Cabernet Sauvignon, Verdejo, Sauvignon Blanc, Merlot, Chardonnay, Petit Verdot y Moscatel grano menudo apenas suponen el 8,34% de la superficie actual en Castilla-La Mancha.
“Al ver estos datos”, matiza Juan Fuente, “puede que el viñedo de la región aún tenga cierto margen de mejora a la hora de cumplir con los objetivos iniciales de adaptación a un mercado internacional y global, en cantidad y en calidad suficiente”, y es que, según explica Cooperativas, a pesar de haber desaparecido medidas de regulación de mercado (destilaciones, almacenamientos privados, etc.), “parte de aquellos volúmenes de producto con dificultades de mercado entonces, se siguen generando en la actualidad, siendo su salida en su mayoría en formatos de gran volumen, todavía sin captar el valor añadido deseado”.
Pago diferenciado de la calidad
Cooperativas considera que se debe acometer “con la mayor premura posible” un pago diferenciado de la calidad, teniendo en cuenta, al menos, la cantidad recogida por hectárea, la variedad de la vid, un rango de grado alcohólico óptimo y ciertos parámetros analíticos que midan la sanidad y madurez del fruto, “de lo contrario el esfuerzo que se ha hecho en la vitivinicultura regional podría haber sido en vano”, afirma el portavoz de Vinos.
Al hilo de este tema, Cooperativas realizará el próximo 12 de julio unas jornadas monográficas en el IRIAF de Tomelloso, “La retribución de la uva: calidad y mercado”, para intentar establecer criterios que orienten a la obtención de uvas en las mejores condiciones posibles, de forma que sean compensadas en el mercado al producir vinos de mayor calidad.
Datos nacionales y regionales
España es, a 31 de diciembre de 2015, con 951.200 hectáreas de uva de vinificación, el país de mayor superficie vitícola mundial; sin embargo en los 20 últimos años en todo el territorio nacional se han perdido casi 500.000 hectáreas, de las que aproximadamente 258.000 pertenecían a Castilla-La Mancha.
Por otro lado, si se analizara la repercusión que en los 15 últimos años de aplicación de medidas del programa de apoyo nacional al sector vitivinícola se ha reestructurado y/o reconvertido, en España se modernizaron 355.316 hectáreas de viñedo, de las que Castilla-La Mancha se habría beneficiado de 174.574 hectáreas. De estos datos se desprende que la medida debería haber cambiado la competitividad teórica del viñedo regional en estos años, al haberse transformado el 38% del viñedo de España y de Castilla-La Mancha.