El pasado 22 de febrero la agencia espacial norteamericana (NASA), convocaba una rueda de prensa de última hora para anunciar un nuevo hallazgo que supone un nuevo e importante avance en la exploración espacial y que puede contribuir a despejar las dudas a una de las cuestiones más antiguas de la humanidad: saber si estamos solos o no en el universo.
Un equipo de científicos de la Universidad de Lieja, en Bélgica, y liderados por Michaël Gillon, anunció tiempo atrás que había descubierto dos planetas que orbitaban una estrella de la clase enana roja llamada Trappist-1. Esta estrella sólo tiene el 9% de la masa de nuestro sol y su tamaño es similar al del planeta Júpiter, es decir, Trappist-1 es sólo una fracción del Sol y mucho más fría. Hasta aquí todo era normal, una estrella más con un par de planetas orbitándola. Lo sorprendente vino después.
Tras las observaciones posteriores los científicos han descubierto que Trappist-1 no tiene dos, sino siete planetas alrededor, de forma muy parecida a nuestro Sistema Solar. Y aún hay más, de esos siete planetas, al menos tres están en llamada “zona de habitabilidad” es decir, orbitan en una posición que no está ni demasiado lejos ni excesivamente cerca de su estrella, tal como hace la Tierra en torno al Sol. Además, estos planetas son muy parecidos al nuestro, reuniendo condiciones óptimas para albergar océanos de agua y una atmósfera compatible con la vida que conocemos. El hallazgo supone todo un récord por el número de exoplanetas encontrados.
El método utilizado por los astrónomos ha sido el llamado “de tránsito”, consistente en una disminución de la luz de la estrella al pasar por delante un planeta u otro cuerpo, algo así como un eclipse.
En los últimos años han sido muchos los exoplanetas hallados por diversos medios, lo que nos indica que la Tierra no es el único mundo que posee condiciones para la vida, de hecho, podemos afirmar que los mundos potencialmente habitables son relativamente comunes no sólo en el universo, sino en nuestra propia galaxia. A pesar de todo, estamos limitados aún por la tecnología de que disponemos, que hace que todos estos planetas sean inalcanzables por el momento. Sin ir más lejos, el sistema solar de Trappist-1 se encuentra a 39 años-luz, una distancia imposible de cubrir actualmente.
Toda una nueva generación de telescopios y observatorios está siendo probada y puesta a punto para continuar con los estudios de los exoplanetas hallados, empezando por el telescopio espacial James Webb, que sustituirá al célebre telescopio Hubble el año que viene.
El estudio posterior de todos estos candidatos a planetas habitables nos permitirá si realmente reúnen las condiciones necesarias para la vida. Por el momento, el hallazgo del sistema de Trappist-1, nos acerca un poco más a la respuesta a la pregunta de si hay alguien ahí fuera, tal vez esperando a ser descubierto.