La Semana Santa de Tomelloso comenzó este jueves 3 de abril a vivirse de una manera especial con la inauguración de la exposición cofrade que acoge la Posada de los Portales. El acto, celebrado en la tarde del jueves, sirvió como antesala de una de las tradiciones más importantes de la ciudad, y reunió a representantes institucionales, miembros de las hermandades y algunos vecinos que acudieron para contemplar una muestra cargada de simbolismo, fe y belleza.
El vicepresidente de la Junta de Cofradías y Hermandades de Tomelloso, Laureano Parra, fue el encargado de abrir el acto, dando paso a Eloísa Perales, primera teniente de alcalde, quien, en representación del equipo de gobierno local, agradeció a todas las hermandades su dedicación para hacer posible esta exposición. “Las distintas hermandades exponen lo mejor de su patrimonio: sus mejores túnicas, estandartes, coronas de espinas, bastones… Es un deleite para los sentidos, especialmente para la vista”, señaló la edil.

Perales recordó el reciente pregón de Semana Santa, donde Miguel Carlos Perona emocionó al público y Encarna Morales Olmedo como hermana de honor. “La Semana Santa solo se vive una vez al año, y merece la pena quedarnos en ella y vivirla intensamente”, afirmó, destacando cómo esta celebración forma parte del alma de Tomelloso. “Las playas están siempre, no se van a mover, ni las montañas, pero la Semana Santa solo se vive una vez al año”, añadió.











La esencia de las hermandades en un mismo espacio
La exposición reúne los principales símbolos de las hermandades y cofradías que participan en la Semana Santa de Tomelloso, muchas de ellas con décadas —e incluso más de medio siglo— de historia a sus espaldas. En los diferentes espacios se puede apreciar el trabajo de bordadores, orfebres y escultores, pero también la huella del compromiso colectivo de generaciones de tomelloseros que han mantenido viva esta tradición.
La Hermandad del Santísimo Cristo de la Misericordia, fundada en 1988, muestra parte de su identidad: túnicas azules, capas beige y el báculo con el cáliz y la Cruz de Santiago. Desde la Parroquia de la Asunción, participa cada Viernes Santo en la Procesión de la Muerte y Entierro de Cristo, con su imagen titular —el Cristo de la Misericordia—, una talla serena y de gran expresividad, que es portada a hombros por hombres. Además, esta hermandad cuenta con un segundo paso: La Crucifixión, en el que mujeres portan el conjunto escultórico que representa a Cristo clavado en la cruz acompañado por los dos ladrones y varios personajes bíblicos.
También desde la misma parroquia, la Hermandad de la Entrada de Jesús en Jerusalén, creada en 2003, lleva a la calle su característico cortejo de túnicas marfil y capuces rojos cada Domingo de Ramos, acompañados por palmas naturales y, este año, con el acompañamiento de la Agrupación Musical San Juan Evangelista, de El Bonillo. Su paso representa la escena evangélica de Jesús entrando triunfante en Jerusalén a lomos de un pollino, entre ramos y vítores de niños y adultos. Es una de las procesiones más participativas, con gran presencia de niños.
Con sede en la Parroquia de Santo Tomás de Villanueva, la Hermandad de la Oración en el Huerto, una de las más veteranas (fundada en 1952), saca dos pasos a hombros en Jueves y Viernes Santo. El primero, La Oración en el Huerto, representa a Jesús orando mientras un ángel le ofrece el cáliz, acompañado por los apóstoles dormidos, y es portado por hombres. El segundo, La Coronación de Espinas, muestra el momento de humillación y burla previo al calvario. El cortejo, de túnicas blancas y capas rojas, desfila con sobriedad y recogimiento.
En esa misma parroquia se encuentra la Hermandad de Jesús con la Cruz a Cuestas, nacida en 1987, que simboliza la entrega de Cristo camino del Calvario. Su imagen titular muestra a Jesús cargando con una gran cruz, expresión de la redención del pecado. También procesiona el Ecce Homo, que representa la presentación de Jesús ante el pueblo por parte de Pilato, y la Virgen de la Aurora, que cierra la Semana Santa en la mañana del Domingo de Resurrección. Sus integrantes visten túnicas blancas y capas verdes, con un fuerte componente de participación familiar y cuadrillas mixtas.
La Hermandad de Jesús de Medinaceli, una de las más conocidas y veneradas de la ciudad, fue fundada en 1952, aunque su imagen titular llegó a Tomelloso en 1949. Se trata de una talla para vestir, de rostro sereno, con brazos articulados y cabello tallado. Viste túnica de terciopelo bordada en hilo de oro, cordón trinitario y corona procesional dorada. Procesiona cada Viernes Santo a las 7 de la mañana, en una salida que destaca por su silencio y respeto. La hermandad también celebra cada año un besapié y un solemne triduo durante la Cuaresma.
De profundo contenido simbólico es también la Hermandad de Nuestra Señora del Mayor Dolor, nacida en 1949 y con sede en Santo Tomás de Villanueva. Su paso principal es una dolorosa de rasgos delicados, obra del escultor Santiago Lara Molina, que representa con gran dramatismo el sufrimiento de la Virgen durante la Pasión. Esta imagen desfila en un trono de plata repujada, iluminado por 34 puntos de luz entre candelabros y guardabrisas, con faldas bordadas en hilos de plata y oro. La hermandad participa en las procesiones del Jueves y Viernes Santo, acompañada por tambores y la Banda de Música Santa Cecilia.
Desde la Parroquia de Nuestra Señora de los Ángeles, la Hermandad de Jesús Pobre, fundada en 1982, destaca por su sobriedad y espiritualidad franciscana. Su imagen titular, realizada por Juan Martínez Cerrillo en 1942, muestra a Cristo con las manos atadas, en actitud humilde y serena. Procesiona sobre ruedas, acompañado de pasos como La Flagelación del Señor, de los talleres Ortega Bru, y el conjunto formado por Nuestra Señora de los Ángeles y San Juan, obra del escultor local Luis García Rodríguez. Visten túnicas de color crudo con capillos burdeos y sandalias franciscanas, portando una cruz de madera natural como atributo distintivo.
La Hermandad de Jesús del Perdón, con sede en la Parroquia de San Pedro y fundada en 1983, participa con tres pasos: Jesús Caído, una imagen que muestra a Cristo en el suelo en pleno sufrimiento; la Virgen de la Esperanza, de mirada serena y compasiva, y el Cristo del Calvario, crucificado de anatomía realista. Los hermanos visten túnicas moradas con capillo y fajín color marfil, acompañando en las procesiones del Jueves y Viernes Santo con gran recogimiento.
Con profundo respeto se presenta la Hermandad de Nuestra Señora de la Piedad en el Descendimiento, nacida en 1979. Su imagen titular, una composición escultórica de gran fuerza emocional, representa el momento en el que el cuerpo de Cristo es descendido de la cruz y depositado en los brazos de su madre. Las hermanas de la cofradía visten traje negro con capa española y guantes, portando la medalla de la hermandad como único distintivo visible. Procesionan cada Viernes Santo por la tarde, en la solemne procesión del Entierro.
La Cofradía del Santo Sepulcro, fundada en 1972, también tiene su sede en la Parroquia de la Asunción. Su imagen principal es el Cristo Yacente, representado en el interior de una urna funeraria de gran sobriedad, acompañado por el Niño Jesús como cotitular, que participa en el cortejo matinal. La cofradía establece una diferencia clara en la vestimenta de sus hermanos según el día: traje negro y corbata para los adultos en la procesión del Entierro, y túnica blanca con capillo y fajín púrpura para los cotitulares.
Uno de los momentos más emotivos se vive con la Hermandad de Nuestra Señora de la Soledad, fundada en 1942. Su imagen titular, realizada en 1940 por el escultor valenciano José Romero Tena, es una dolorosa de rostro contenido y mirada baja que desfila bajo palio en un trono de orfebrería realizado por Orovio de la Torre y bordado por Perales. El paso es portado por 60 anderos, mientras las “manolas” de la hermandad acompañan con mantilla española y vestimenta negra, en una de las estampas más reconocibles del Viernes Santo por la noche.
Por último, la Hermandad de la Gran Cruz Expiatoria del Pueblo, nacida en 1961, aporta uno de los elementos más singulares de toda la Semana Santa tomellosera: una gran cruz de madera, símbolo de penitencia colectiva, encargada por los fundadores en 1986 y donada en 1987. La imagen no representa figura humana, sino la redención de todo un pueblo. Sus hermanos visten túnicas negras con capucha monacal, guantes también negros y portan la cruz al hombro durante la estación de penitencia.
Una exposición para ver, sentir y recordar
La muestra permanecerá abierta en la Posada de los Portales hasta el 10 de abril, ofreciendo a vecinos y visitantes la oportunidad de contemplar de cerca el arte, la historia y la devoción de estas doce hermandades. Es también una invitación a vivir la Semana Santa tomellosera desde dentro, a través de la emoción compartida y el patrimonio de una ciudad que se prepara, un año más, para llenar sus calles de fe, silencio, música y fervor.