El párroco de la Iglesia de Santo Tomás de Villanueva, Eustaquio Camacho Aldavero, comparte su visión sobre cómo se vive y cómo se debería vivir la Semana Santa, tanto en Tomelloso como en general. Con siete años de experiencia al frente de esta parroquia, subraya la dimensión espiritual de estas fechas, poniendo en valor la liturgia, la preparación interior y el acompañamiento comunitario como elementos esenciales para una vivencia profunda.
Una llegada marcada por el pregón pascual y el acompañamiento pastoral
Camacho recuerda su primer año en Tomelloso, donde destaca su participación en el pregón pascual, un acto que se celebra tras la procesión del encuentro en la Plaza de España. “Eso es lo más especial, podría decir, de ese primer año”, comenta. Desde entonces, su labor se ha centrado en preparar a la parroquia con una programación que abarca desde celebraciones penitenciales, retiros de Cuaresma y viacrucis, hasta la coordinación de los oficios litúrgicos.
En su contacto con las hermandades locales, destaca la importancia de conocer la realidad de cada una y acompañarlas en las procesiones, así como en otras celebraciones previas. “La Semana Santa se empieza a preparar cuando acaba el Carnaval. Durante todo ese tiempo es una preparación para llegar”, explica, señalando la Cuaresma como un periodo clave.
La liturgia: centro de la Semana Santa
Para el párroco, uno de los principales riesgos de estas fechas es la reducción de la Semana Santa a las procesiones del Jueves y Viernes Santo. Frente a esa visión, pone el acento en el “equilibrio” que suponen actos como la procesión del encuentro y, sobre todo, la Vigilia Pascual, a la que define sin dudar como “la celebración más hermosa y más importante del año”.
“La preparación litúrgica conlleva esmero, especialmente en detalles como el monumento del Jueves Santo”, cuenta, destacando la implicación de feligreses, en especial de un grupo de mujeres que cuidan cada detalle, desde la decoración floral hasta la preparación de las lecturas y ritos especiales como el lavatorio de los pies o la adoración de la cruz.
Vivir la Semana Santa “de dentro hacia fuera”
Camacho invita a vivir la Semana Santa desde una dimensión espiritual que se traduzca también en lo exterior. “Lo que no debe faltar es lo esencial, pero también hacia fuera, hasta días de convivencia”, afirma. En este sentido, destaca la tradición local de visitar los monumentos de las distintas parroquias, una práctica que combina paseo, oración y contemplación.
“Eso se recuerda luego con mucho cariño. Hay gente que dice ‘me produce paz’, porque esas experiencias religiosas calan”, añade, poniendo en valor cómo estas vivencias pueden marcar incluso a los más pequeños.
Las procesiones: fe y cultura en las calles
Eustaquio valora profundamente la dimensión cultural y espiritual de las procesiones. Camacho reconoce su admiración por muchas imágenes religiosas: “Algunas son auténticas maravillas. El autor al crear ese paso ha meditado profundamente la pasión”. Pero insiste en que estas manifestaciones solo cobran pleno sentido cuando nacen de una vivencia de fe compartida: “No se trata de ser turistas, sino participantes”.
En Tomelloso, dos momentos destacan especialmente: la procesión del silencio, con un fuerte sentido penitencial, y la procesión del encuentro, en la madrugada del Domingo de Resurrección, “algo distintivo que no se hace en muchos sitios”.
Una invitación a vivir con profundidad la Semana Santa
Para quienes buscan una forma más auténtica de vivir estos días, el párroco recomienda empezar por el interior: la lectura diaria del Evangelio, la participación en celebraciones penitenciales y los oficios litúrgicos. “La Palabra de Dios es lo que te va preparando”, asegura.
Eustaquio Camacho concluye con una invitación clara: “Quien va haciendo eso, está deseando luego participar plenamente en todo. No se le va a olvidar, no se le va a pasar”.