Entre las turbinas, molinos, cernedores y tamices de una vieja fábrica de harinas, hoy convertida en museo, el pintor y escultor Antonio López celebra su vuelta a la impartición de talleres tras el parón de la pandemia con una reflexión sobre el estado actual del ‘quinto arte’: «Igual el campo necesita ahora más ayudas que los artistas».
A orillas del Canal de Castilla, en el fin de uno de sus ramales en el municipio vallisoletano de Medina de Rioseco, e instalado por unos días en la antigua Fábrica de Harinas de San Antonio, el artista de Tomelloso (Ciudad Real, 1936) nos recibe en su taller provisional, donde 55 alumnos seleccionados recibirán lecciones magistrales por parte del propio López, además de los también pintores José María Mezquita y Jorge Abbad.
Pregunta: ¿Lo primero de todo, cómo se encuentra?
Respuesta: Yo me encuentro en general muy bien. Estoy muy bien.
P: Tan bien, que ha vuelto a retomar los talleres después de la pandemia, ¿no?
R: Claro. A partir de la Covid decidí pensarlo más porque, como ves, estamos todos muy juntos y había peligro de contagio. De hecho, en uno de ellos me contagié y no me hizo ninguna gracia. Pero esta vez hemos vuelto y aquí estamos, haciendo lo que nos gusta hacer, que es pintar, hablar de la pintura y eso es algo que me llena.
P: ¿Por eso es importante seguir pintando lo cotidiano, a pesar de vivir en esta época de cámaras y móviles?
R: Pues, ciertamente, es muy importante que cada uno haga lo que sienta, el que sienta hacer esto está muy bien que lo haga y el que desea hacer una cosa distinta, pues también. Hay muchos lenguajes en este momento, hay casi tantos lenguajes como pintores. Que cada cual haga lo que crea que deba de hacer.
P: El Renacimiento nos legó la perspectiva; el Barroco, el movimiento; el Impresionismo, la luz y el color… ¿Qué legaremos nosotros, en este caso ustedes, a la pintura?
R: Pues hombre, alguien tiene que pintar nuestra época, pues a lo mejor somos nosotros.
P: ¿Se siente así usted, un cronista de nuestra época?
R: Yo creo que todos los pintores son cronistas de su época. Todos, los buenos y los malos.
«Veo al hombre como una amenaza, no a la Inteligencia Artificial»
P: No sé si ve a la Inteligencia Artificial (IA) como una amenaza para la creación humana.
R: Yo veo al hombre como una amenaza, pero no a la Inteligencia Artificial.
P: ¿Cree que llegará en el día en que en que las salas de exposiciones estén llenas de obras creadas por algoritmos y no por humanos?
R: ¿Y qué vamos a hacer entonces los humanos?
P: Pero, ¿usted se animaría a crear algo a través de IA?
R: No… A mi me gusta hacerlo de otra manera.
P: ¿Considera que, en comparación con otros sectores, el mundo del arte y, más concretamente el de la pintura y escultura, necesitarían más ayudas por parte de las administraciones?
R: Pues yo pienso que el Estado ahora, no el español, sino en general, es mucho más generoso con los artistas que nunca. Yo creo que ha sido muy generoso con los estudiantes: dan becas, hay muchas escuelas de Bellas Artes, muchas facultades, muchas ayudas. Yo creo que a lo mejor necesita más ayuda el campo ahora mismo que los artistas.
P: ¿Se puede vivir de la pintura?
R: Hay personas que no viven de la pintura, hay otros que deberían vivir y otros que no se merecen vivir de la pintura porque no ofrecen algo que pueda tener valor para la sociedad. En este sentido, yo soy un privilegiado, claro.
«Los viejos todavía podemos decir cosas interesantes»
P: Con 88 años y una obra tan prolija, no sé si hay algo que se le resista o que le haga ilusión abordar.
R: Pues a mí me gusta seguir trabajando, creo que puedo seguir aportando y es algo que me hace ilusión, dentro de lo que yo soy y de mi sensibilidad. Pero a los 22 años tienes una visión de las cosas y a los 88 tienes otra. Entonces el viejo añade algo, algo que puede ser interesante a lo que ha dicho cuando tenía otra edad. Los viejos todavía podemos decir cosas interesantes.
P: ¿Es el no ver nunca acabada una obra el principal temor de un artista?
R: No sé si ese es el temor del artista, pero sí que terminar una casa, terminar una mesa o terminar un traje se sabe muy bien, pero ¿qué es terminar un cuadro? ¿Cuándo Van Gogh decidía dejar el cuadro por acabado? Cada uno tiene que intuir que la obra ya está, que ya no puede decir más, pero cuando trabajas del natural con una necesidad del modelo que está posando ahí y se puede marchar y no volver, ya no puedes seguir trabajando en el cuadro, estás en manos del mundo real, no puedes manipularlo y ponerlo totalmente a tu favor.
Ese hecho es muy emocionante, te quita y te da mucho. Te quita la posibilidad de manipulación hasta el final y te da aire, te da aliento.
P: ¿Cada proyecto le rejuvenece?
R: No, no, no me rejuvenece nada. Yo voy cada vez más viejo.
¿Porque debe de ser así, no? Pero a mí no me importa eso.
P: Tiziano, uno de los maestros más prolíficos de todos los tiempos, murió con los pinceles en la mano, aunque veo que le queda energía y proyectos para rato, no sé si usted piensa ya en el final.
R: No, no, no, no, no pienso absolutamente nada en eso, nada, de verdad, nada. Tampoco sé si hay que pensar en ello…