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jueves, 26 diciembre
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¿Por qué manifestarnos en Madrid el 21 de Febrero?

Que el campo castellano-manchego en particular y el español en general sufre pérdidas y es insostenible económicamente, lamentablemente, no es nada nuevo. Las manifestaciones y concentraciones de los agricultores, incluso tirando o repartiendo sus productos para demostrar que esa pérdida no les supone nada, se vienen reiterando desde hace lustros. En los últimos días, se ha reavivado una protesta que siempre ha estado latente. Los agricultores ya no podemos más. Con toda la razón.

Es así porque pasan los años y, lejos de desaparecer, la situación empeora. La crisis de rentabilidad, propiciada sobre todo por el aumento de los costes de producción, lleva al abandono de los campos y a que no haya relevo generacional. Una renuncia que provoca una menor producción y el encarecimiento de los alimentos para los consumidores.

El problema es grave, pues está en juego lo que comemos y con ello nuestra salud y bienestar. Cada campo que no se cultiva es un perjuicio enorme para la ciudadanía y el medio ambiente. No pasemos por alto que el abandono de los campos favorece la despoblación.

Por eso, es imperdonable que muchos agricultores nos veamos obligados a dejar nuestras tierras porque ya es que no ganamos, es que perdemos dinero. Ante esta situación, las administraciones públicas deben tener la obligación de contribuir a la solución y detener la pescadilla que se muerde la cola.

Por ejemplo, es crucial modificar un mercado «desregulado» que importa de terceros países «a bajo precio» y con normativas desiguales, exigir la modificación de los ecorregímenes, pues no se puede dictar una norma desde un despacho sin conocer el terreno; no es lo mismo un terreno de secano que otro con una pluviometría mayor. En Castilla-La Mancha hemos perdido en el 30% de las ayudas en la mayoría de los casos por este condicionante. La Ley de la Cadena Alimentaria, que resulta muy difícil de cumplir porque las sanciones existentes son por incumplimientos de plazos de pago, pero no existe ninguna que haga referencia a la venta a pérdidas, aparte del aumento constante de los precios de la luz, gasóleo, fertilizantes, seguros, impuestos, etc., y la necesidad de mayor flexibilidad en la burocracia que nos hace perder mucho tiempo de nuestro trabajo y pagar en asesorías por llevarnos todo el papeleo. Se sugiere la eliminación del cumplimiento de la agenda 2030 en todos sus puntos que afecte a la producción agrícola.

¿Por qué estamos en esta situación? Sencillamente porque los países que más dinero aportan a la Unión Europea están regidos por los partidos llamados verdes y mantienen al margen a los agricultores de las decisiones, ofreciendo facilidad y ayuda para la contratación de mano de obra. La agricultura son campañas y hay que adaptar la ley laboral a cada actividad, etc., etc., etc. Ignorar estos puntos y otros no escritos influyen drásticamente en la ruina del campo y en el despoblamiento de las zonas rurales.

Ahora bien, la madre del cordero son nuestros políticos, personas ausentes, a los que preocupan y ocupan otros asuntos. Mientras siguen en sus trece, sin importarles nuestras peticiones indiscutiblemente razonables, desatienden las necesidades de los agricultores, no se sientan con el sector y me refiero a los que todos los días pisan la tierra y tienen conocimiento de causa, desoyen nuestras reivindicaciones. Y encima tienen el cinismo de decir que están con ellos. Ver para creer.

Al contrario, lejos de estar con nosotros, nuestros políticos son rehén de un planteamiento medioambiental lleno de ideología y vacío de realismo. ¿En serio no se dan cuenta de que los agricultores somos los auténticos defensores del medio ambiente y los verdaderos protagonistas de la lucha contra el cambio climático? Una vez más, estamos ante el mundo al revés de nuestra clase política.

Félix Díaz, portavoz para la comarca de Tomelloso de agricultores unidos por WhatsApp

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