Recuerdo aquel 30 de enero de 2014. Era Teniente de Alcalde, de la Corporación que presidía Carlos Cotillas, que es a la que le correspondió organizar aquel momento. Quien lo haya hecho, sabe que son situaciones tristes y desagradables. Pero he de decir, que echando la vista atrás, es la emoción de aquellos momentos, lo primero que me viene a la memoria.
En una entrevista que le hizo Antonio Ayuso Pérez, leo lo siguiente “No estoy seguro de que mi nombre no se vaya a morir diez minutos después de que me muera yo. Me gustaría que alguien diga que tuvo una conducta aproximadamente decente; tuvo mucha suerte, pues tuvo una mujer y una hija prodigiosas; tuvo los amigos que necesitaba para resistir y pudo charlar con desconocidos de algunos de sus libros”.
No sólo es que el pueblo de Tomelloso, tan versado y escrito por Félix Grande, no lo haya olvidado, sino que forma parte de nuestros escritores más versátiles y presentes. Su espíritu libre e indomable, hacen que no resulte fácil encasillarlo ni en género ni tan siquiera en generación de escritores. Su enorme compromiso social, su vocación hacia la paz y la concordia le llevó a escribir en una Conferencia pronunciada el 15 de octubre de1983 sobre sus admirados Manuel y Antonio Machado “aquella caudalosa catástrofe( así llamaba a la guerra civil, pues este nombre le parecía un eufemismo)¿Cuántas tumbas sembró en la tierra española? Observad que hablo de tumbas, no de tumbas buenas y tumbas malas”
No era nuestro Premio Nacional de Poesía una persona de enfrentamientos. Félix Grande era una buena persona, amigo de muchos amigos y sentía un profundo amor por su familia, por Paca y Guadalupe. Félix no hubiera soportado vivir para ver cómo fallecía su querida hija.
Su legado es prolijo y valioso. Su descripción del Tomelloso en el que se crió El abuelo Palancas es una delicia y nos dibuja una sonrisa aquello de “Cinco generaciones de Palancas deben su apodo familiar al hecho de que al abuelo no quisieron fiarle un desahogo en la casa de mujeres expertas de la calle del Charco”. El resto de lo que ocurrió, les invito a que lo lean.
Una parte de su obra permanecerá en la Biblioteca Nacional, y otra viajará a Tomelloso, pues fue ese el deseo expreso de Félix Grande. En esto estamos trabajando, en cumplir lo que fue su voluntad. Por ello no hemos olvidado, como dijo él, su figura y su obra a los diez minutos de su muerte. Es más, me atrevería a decir que la llegada de su obra supondrá un nuevo acicate para seguir conociendo más y mejor a aquel hombre amable y pensativo, que usó la palabra de manera universal y magistral. Su memoria permanecerá viva en Tomelloso.