España es un territorio de contrastes, de convergencia de diferentes culturas y maneras de entender la vida. Su historia se ha construido a través de ciudades que han sacado lo mejor de sus habitantes. Municipios milenarios que son testimonios arquitectónicos, filosóficos y culturales de su evolución. Una de las capitales que mejor refleja la idiosincrasia española es Toledo. Un punto de reunión en el que es posible visitar diversas maravillas constructivas. En este artículo, vamos a repasar qué puntos son ineludibles si se decide pasar un fin de semana en la capital de la provincia homónima, situada justo en el ecuador de la Península.
El centro de la ciudad, una maravilla en la que perderse
Como suele ser habitual cuando se visita una nueva ciudad, es importante desplazarse primeramente al centro. En el caso concreto de Toledo, el casco histórico es el eje a través del cual se vertebra la distribución urbana.
El primer espacio que visitar debería ser la Catedral de Toledo, una iglesia del siglo XIII que destaca por sus característicos techos abovedados. Es un templo que forma parte del estilo arquitectónico del gótico y cuenta con algunas obras maestras de la pintura. Se pueden observar obras de El Greco o de Caravaggio.
Otro de los edificios imprescindibles es el Alcázar de Toledo. Su estética imponente preside la perspectiva de la ciudad. Se trata de una fortaleza de origen medieval, donde se puede entender la historia del ejército de España. Su posición elevada ayuda a tomar perspectiva visual de la capital y muchas salas de su interior han quedado congeladas en el tiempo.
Una recomendación que también suele ser habitual es la de callejear. Perderse entre las diferentes calles adyacentes a la Catedral y el Alcázar. La ruta que une los dos puntos es muy estimulante, ya que se pueden descubrir algunas maravillas escondidas, como es el caso de algunos edificios, siendo especialmente interesantes la Sinagoga de Santa María La Blanca o la Plaza de Zocodover. Existen algunas construcciones que también resultan curiosas, como el Antiguo Casino de Toledo. Un espacio que anteriormente funcionaba como centro de reunión social, en el que se podía encontrar los típicos juegos de casino modernos. Pasatiempos que hoy en día se pueden practicar desde la comodidad del sofá y que siguen teniendo una total pervivencia.
Una buena manera de poner punto y final al primer día sería la visita al Monasterio de San Juan de los Reyes. Un edificio construido por orden de los reyes católicos en el que el tiempo también ha decidido no hacer avanzar los relojes. Está literalmente repleto de relieves escultóricos que datan del siglo XV, entre los que predominan los símbolos de los monarcas.
Con relación al ámbito gastronómico, la Plaza de Zocodover que anteriormente hemos mencionado sirve como centro de referencia. De hecho, allí suelen verse muchos guías turísticos que la utilizan como primera parada antes de conocer las maravillas de Toledo.
Arte y miradores
Si sois personas a las que os gusta empezar los días de buena mañana, el Mirador del Valle es un buen sitio para ver el amanecer. Hay que caminar un poco para llegar hasta el punto más elevado, pero vale realmente la pena. Las mejores fotos del Alcázar pueden obtenerse desde este punto concreto.
Toledo no puede entenderse sin contemplar las obras de uno de sus ciudadanos más ilustres: El Greco. Un artista muy completo que nos dejó algunas pinturas consideradas obras maestras de la pintura, como es el caso de “El caballero de la mano en el pecho” o “Vista de Toledo”, que se alberga actualmente en el MOMA de Nueva York. La ciudad tiene un museo dedicado íntegramente a la figura del pintor, en el que se pueden observar algunas de sus obras. Ayuda a entender también la vida de la ciudad en su época, el siglo XVII.
Otra de las creaciones del artista puede visitarse en la iglesia de Santo Tomé, que guarda en su interior el óleo “El entierro del señor de Orgaz”, de 1586. El centro religioso cuenta con tres cámaras y presenta esta particularidad: la de salvaguardar una pintura absolutamente impresionante.