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sábado, 21 diciembre
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La Casa de Medrano de Argamasilla acoge la presentación del libro ‘La intuición de la isla. Los días de José Saramago en Lanzarote’

La autora, Pilar del Río, acompañada por la editora de la obra, Alba Cantón, rememoró algunas de la vivencias y reflexiones recogidas en su libro que narra la etapa de José Saramago en Lanzarote

La Casa de Medrano, un lugar emblemático de la literatura española, fue el escenario, el pasado 17 de marzo, de la presentación del emotivo libro “La intuición de la isla. Los días de José Saramago en Lanzarote”, escrito por Pilar del Río. La autora, acompañada por la representante de la Editorial Itineraria, Alba Cantón, compartió las vivencias y reflexiones recogidas en esta obra que narra la etapa de vida del laureado escritor portugués José Saramago en la isla de Lanzarote.

El acto, que contó con presencia de la alcaldesa, Sonia González, y varios miembros de la Corporación municipal, estuvo presentado por la concejala de Cultura, María José Díaz, quien destacó la importancia de la cultura y la literatura en la conexión entre comunidades y generaciones.

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María José Díaz describió la obra como un “libro intimista, cercano… que elabora un álbum de recuerdos y vivencias en lo cotidiano, en su hogar en Lanzarote”. Pilar del Río, periodista, traductora y escritora, compañera de vida de José Saramago, es la presidenta de la fundación José Saramago.

La concejala, que agradeció la presencia de la escritora y la editora, así como la participación en el acto de la librería local Kalifornia, cerró la presentación citando el pie de foto de la portada: “Salir al jardín, comprobar que las sombras están en su lugar, mirar al fondo… sonreír”.

Pilar del Río, acompañada de Alba Cantón, rememoró algunos de los momentos más significativos junto a Saramago, así como el impacto que la isla tuvo en su obra y pensamiento.

Pilar del Río, junto a la editora, ofreció un acto ameno que se hizo corto, lleno de anécdotas simpáticas que iban desde íntimas en su casa de Lanzarote con sus perros, a las de un premio Nobel, cuando en el Gran Hotel de Estocolmo, donde se alojan los premiados, pudieron escuchar ensayar a Bruce Springsteen en la habitación contigua, que preparaba su intervención en los premios. Pero también reflexiones sobre las preocupaciones de Saramago sobre las prioridades de una sociedad que cada vez estaba más alejada de los más desfavorecidos.

Este libro, prologado por Fernando López Aguilar, nació hace años, pero tomó forma durante la pandemia gracias a las “amenazas” de la editora Alba Cantón que, ante la incertidumbre de aquellos días, le pidió insistentemente que lo escribiera.

A Saramago la vida social en Portugal empezó a hacerse algo complicada, por las innumerables invitaciones y compromisos, que llenaba, más de lo que él quería, su agenda, por lo que decidió trasladar su lugar de residencia a un lugar más tranquilo. “Y la necesidad de soledad le llevó hasta Lanzarote”, subrayó la escritora, que añadió: “José Saramago estaba condenado a vivir en una isla y esa isla era Lanzarote”, la cual para muchos de sus amigos se convirtió en una isla puente entre la península y Latinoamérica.

Esta situación coincidió con la resaca de haberse “enfrentado al hecho fundacional de nuestra cultura” a través de ‘El Evangelio según Jesucristo’, lo que le provocó una situación de tristeza y ansiedad que cambió su vida. Cuando llegó a Lanzarote, “una isla sin agua y llena de cráteres”, solo pudo escribir ‘Ensayo sobre la ceguera’. Para Pilar del Río, “somos ciegos, que viendo no vemos, porque en un momento… si vemos y construimos este mundo con tantos millones de excluidos, con tanta pobreza, con tanta desigualdad, con tanta injusticia, con continentes hundiéndose en el abatimiento en la sequía… o somos ciegos o somos malos”. Ante esta situación José Saramago prefirió escribir ‘Ensayo sobre la ceguera’ que ‘Ensayo sobre la maldad’. Saramago cuestionó cómo es posible que tengamos los recursos científicos y económicos para crear las armas más sofisticadas y no para combatir el hambre.

La autora cerró su intervención con una de esas frases que remueven el interior de las personas empáticas, que Saramago dijo en su discurso de entrega del Premio Nobel: “Podemos llegar a la luna, pero no podemos llegar a nuestros semejantes”.

La presentación también fue una oportunidad para que los asistentes descubrieran la Carta Universal de los Deberes y Obligaciones de las Personas, propuesta por Saramago, y cómo su mensaje sigue resonando en la actualidad.

Previamente a la presentación, la alcaldesa, Sonia González, y la concejala de Cultura, María José Díaz, invitaron a Pilar del Río a firmar en el libro de honor de visitas ilustres de la Casa de Medrano, en el mismo lugar donde se engendró la inmortal obra de Cervantes.

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