Desde hace tiempo venimos asociando el mes de febrero ¿al amor romántico? ¿Somos nosotros? ¿Es la sociedad? ¿El consumismo?.
Realmente, ¿qué es el amor?, depende de a quién le preguntes obtendrás una respuesta. La definición viene dada por nuestras experiencias vividas, por tanto, es una respuesta sesgada influida por las emociones, vivencias, relaciones anteriores, edad, o incluso por nuestras expectativas o deseos futuros.
También se da una gran influencia social, dando lugar a comentario despectivos hacia las personas que no tienen una pareja o sobrevalorando el tenerla. Tal es la influencia social en este contexto, que cuando una pareja decide romper, uno de sus principales temores es “¿qué opinará la gente?” “¿qué dirán?”… ¿Os ha pasado?.
A veces cuando queremos tomar una decisión sobre nosotros mismos tendemos a compararnos con el entorno próximo, con otras parejas que idealizamos… sobre todo a través de los que visualizamos en redes sociales, donde se idealizan las relaciones de pareja o se muestra una realidad limitada, no se muestra del día a día de la relación, ni mucho menos conocemos su contexto.
Debemos saber y recordar, que cada pareja es única, es distinta y tiene una concepción diferentes de lo que es la vida dentro de una relación: unas parejas vivirán juntas, otras solo se verán los fines de semana, algunas formaran una familias, otras no, habrá aquellas que lo realizan todo juntos, y las que van por separado….
Lo importante es saber qué es lo que yo quiero de una relación, cuales son mis valores principales y mis perspectivas de futuro, y sobretodo saber que limites se han de poner.
¿Limites? Sí, uno de los principales límites, es saber quien soy: mi personalidad, mis gustos, mis preferencias, mis inquietudes, mis metas… e intentar que todo ello encaje con la persona que elija, todo no encajará, pues somos personas distintas, pues habrá que saber donde se puede ser flexible y donde no.
Algo muy importante a tener en cuenta y que ocurre con frecuencia, es querer cambiar a la otra persona, moldearlo en función de nuestros gustos y preferencias sin respetar los suyos propios. Es un error en el que no debemos caer, porque si quieres a una persona a tu lado, hay que respetar quien es, o ver aquellas conductas, que tal vez impidan una adecuada relación. Porque debemos de aprender a admitir que a veces nuestro comportamientos y actitudes pueden dañar la relación y ahí es el momento de cambiar, porque sino la relación de dañara y con el tiempo se perderá.
Ante esta situación, a veces nos cuesta aceptar, que las relaciones se terminan, por distintos motivos: monotonía, celos, infidelidad, desaparece el amor hacia la pareja, faltas de respeto… motivos tantos como parejas. Debemos aprender a verlo, asumir nuestra parte de responsabilidad dentro de la relación, a no culpar de todo a la otra persona (según los casos y situaciones), porque si negamos la realidad, no veremos el problema, a veces insignificante que por no prestarle atención aumenta de forma desproporciona hasta que es tarde y no hay solución posible.
Sucede a veces, que “por no discutir”; “por temor a como reaccione”; “temas tabú dentro de la pareja”… vamos perdiendo la comunicación, y nos centramos en otras situaciones como el trabajo, ocio, familia, hijos/as… recordar que las situaciones y/o preocupaciones que no se hablan, no caen en el olvido, están latentes, sumándose entre sí, hasta que a veces todo explota sin saber porqué.
Para no llegar a esta situación ¿qué podemos hacer?:
- Recordar que sois dos personas diferentes, con una educación y familia distintas.
- Que toda historia tiene distintos puntos de vista, tantos como personas implicadas.
- Que la comunicación es la base de cualquier relación: pareja, amistad, familia, laboral…
- El respeto no ha de perderse.
- Continuar expresando los sentimientos mediante gestos, palabras, detalles,… que se pierden con el tiempo porque damos por hecho que la otra persona lo sabe,… aunque lo creas, demuéstralo.
- El tiempo en pareja, que no se pierda, un viaje, una cena, tiempo a solas,… a veces por las rutinas diarias le dejamos de dar importancia a este tiempo.
- No compararse con otras parejas o relaciones anteriores, pues cada cual vivimos en un contexto distinto.
- Aprendamos a dejar ir, a respetar cuando la otra persona decide marcharse, quiere romper la relación, no infravaloremos los motivos que expone. Sobre todo si decides romper una relación no culpabilices de todo a la otra persona (dependerá de cada situación), reconozcamos nuestra parte de responsabilidad.
- Si no estás satisfecho dentro de tu relación, no busques consuelo en otra persona, es decir, respetemos a la pareja, no engañemos, porque la sensación de sentirnos traicionados, engañados provoca un gran sufrimiento en la otra persona. Antes de llegar a ello, por difícil que sea busca otras opciones.
En conclusión, nadie dijo que fuera fácil convivir en pareja, en familia o con las amistades, pero se debe intentar buscar aquellas relaciones que nos dan un equilibrio emocional, al igual que hay que saber de qué relaciones desprenderse porque nos generan malestar o nos suponen un obstáculo en nuestra vida.
Así que vamos a intentar vivir en armonía, en sintonía con nosotros y con los demás y si no es así busquemos las posibles soluciones posibles y sino la hallamos tal vez sea el momento de tomar caminos separados.
Disfruta del amor, según TÚ lo consideres.