El Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo cumple este lunes 50 años y ya tiene en mente los retos del próximo medio siglo, que pasan por promover la investigación, humanizar la atención sanitaria y adaptar los tratamientos a los cambios tanto en los pacientes como en las lesiones.
Así lo declara a EFE la directora gerente del hospital, Mónica Alcobendas, en una entrevista donde analiza cómo ha evolucionado todo lo que rodea al centro, desde los recursos médicos hasta el trato social hacia la discapacidad.
«El cómo se percibe la lesión medular ha cambiado con los cambios socioeconómicos. La discapacidad se mira de forma diferente a cómo se miraba hace 50 años», apunta Alcobendas, que agrega: «Todo esto nos orienta a un mundo mucho más solidario, en el que todas las personas tengan las mismas oportunidades para desarrollar una vida plena».
Más de 14.000 pacientes han pasado por el Hospital de Parapléjicos desde que abrió en 1974, cuando el prototipo era una persona «mucho más joven, de entre 20 y 30 años»; ahora, «la edad media es de 51 años», dice la directora.
Tampoco son iguales las lesiones: las medidas de concienciación, normativa y mejora de las infraestructuras «han hecho que tanto los accidentes de tráfico como los laborales disminuyan, y eso ha hecho que el número de lesiones no traumáticas vaya cogiendo más valor frente a las traumáticas», aunque estas siguen siendo mayoría.
Y, al tratarse de pacientes de mayor edad, «tienen más comorbilidad, y eso facilita que haya otro tipo de lesiones, que pueden ser vasculares, infecciosas, tumorales, inflamatorias…», detalla la doctora, que recalca que «hay que adaptar los tratamientos a los cambios».
Evidentemente, los últimos cincuenta años también han dado para conseguir grandes avances médicos. «Conocemos mejor cómo funciona la médula y lo que pasa después de una lesión medular. Eso nos facilita haber desarrollado herramientas terapéuticas y diagnósticas incorporando las nuevas tecnologías», afirma Alcobendas.
Los marcapasos diafragmáticos, la cirugía de la extremidad superior, la robótica o la realidad virtual son algunas de las innovaciones más destacadas que se han incorporado al funcionamiento del hospital.
Una nueva «filosofía del tratamiento»
Alcobendas asegura que la propia «filosofía del tratamiento ha cambiado». «Buscamos facilitar la neuroplasticidad más que compensar las cosas que están limitadas funcionalmente», subraya.
Con esto, la doctora se refiere a que el sistema nervioso central «es dinámico» y «capaz de adaptarse a los estímulos que recibe del exterior»; así, aplicando los estímulos adecuados a los circuitos nerviosos «que no han quedado dañados completamente» por la lesión medular, se puede conseguir «que haya una respuesta, principalmente de la función motora».
La duración de los ingresos sigue siendo «muy variable». «Podemos hablar de entre tres y cuatro meses con una lesión dorsal, una paraplejia, y subimos a los cinco meses o más si es cervical, una tetraplejia», explica la doctora.
«Los objetivos funcionales para cada tipo de lesión son completamente distintos, y la estancia se define en función de esos objetivos», abunda Alcobendas.
Además, la recuperación va más allá del nivel motor: «Cuando uno piensa en la rehabilitación de la lesión medular, enseguida piensa en la capacidad de marcha, pero también hay que aprender a manejar tu vejiga, hay que aprender a manejar tu intestino… y esas son funciones muy importantes que también aprende aquí el paciente».
Y tampoco se deja de lado «el manejo emocional y social de la persona». En este sentido, la actividad deportiva es actualmente uno de los ejes de la atención del centro.
A su vez, Alcobendas destaca que se debe «seguir incidiendo en la humanización», no solo del paciente sino también del profesional sanitario, que a fin de cuentas «es el que va a hacer el acompañamiento de la persona con lesión medular».
El Hospital Nacional de Parapléjicos, que cuenta en total con algo más de 700 trabajadores, tiene asimismo 18 grupos de investigación, que buscan «herramientas a distintos niveles (molecular, celular, de regeneración de circuitos…) que puedan ser útiles luego en la clínica».
«Sin investigación, no hay futuro», advierte la directora del centro, cuyos investigadores trabajan en proyectos de ámbito regional, nacional «e incluso internacional».
Un centro pionero
El Hospital Nacional de Parapléjicos fue, ya en su concepción, un centro pionero: se diseñó siguiendo las indicaciones de Ludwig Guttman, considerado el padre del tratamiento de la lesión medular, y su fin era recibir «personas con lesión medular de cualquier punto de España», de ahí su ubicación central en la Península.
Fue el primer gran hospital público dedicado monográficamente a las lesiones medulares, y está acreditado como centro de referencia nacional en este campo. «Independientemente de donde vivas, se puede solicitar el traslado al hospital», dice su directora.
La renovación más importante en la historia del centro ocurrió hace diez años, cuando se inauguró su nuevo edificio. Hace poco se ha remodelado «parte del pabellón antiguo», pero «no hay prevista una obra de tal envergadura» como la finalizada en 2014, señala Alcobendas.
Sí parece claro que, pese a los cambios propiciados por el lenguaje inclusivo, el nombre del hospital se quedará como está. «Es un tema que ha surgido con frecuencia, pero no somos ‘el Hospital Nacional de Parapléjicos’, somos ‘Parapléjicos’. Y eso lleva mucho más significado que el significado propio de la palabra. ‘Parapléjicos’ es el conjunto humano que lo compone, ahí puedes englobar a profesionales, pacientes, familiares… Es un concepto que no somos capaces de incorporar a ningún otro término», concluye la doctora.