Cerrada la vorágine de las elecciones autonómicas y locales, conviene reflexionar sobre la situación económica de nuestra región y aportar humildemente desde la Academia aquellos temas que pueden ser trascendentes en un programa estratégico de nuestra Comunidad, para cualquier Gobierno que se constituya tras el paso por las urnas. Creo que nuestra Comunidad ha progresado adecuadamente en garantizar una vertebración social, aunque habría que hacer un esfuerzo suplementario para reducir las diferencias en términos de renta per cápita con la media nacional. En mi opinión, y dando por supuesto el desarrollo de una política social bien fundamentada y desarrollada en la que se han volcado particularmente los sucesivos gobiernos regionales, serían necesarias un conjunto de acciones estratégicas que resumiría en las siguientes con el fin de dar un salto cualitativo en la próxima legislatura:
1) Ha de alentarse el dinamismo empresarial. Si la empresa privada es la principal generadora de riqueza y empleo, se le debe apoyar para que consigan ser más innovadoras, se abran en mayor medida al exterior y busquen su tamaño eficiente. Será la forma de que sean más competitivas. De esta forma se asegurará el mantenimiento y la creación de nuevos puestos de trabajo. Es fundamental entender qué necesitan y ayudarlas lo máximo posible, con un enfoque de colaboración público-privada, más necesario que nunca.
2) Alinear nuestro sistema fiscal autonómico para que sea competitivo y no se produzca emigración de personas y empresas a otras regiones. Se requieren medidas fiscales estructurales, centradas sobre todo en el establecimiento de incentivos que creen y atraigan actividad y riqueza, que generen inversión y creación de empleo y que prioricen también la inversión en I+D+i. El objetivo ha de ser incrementar la recaudación sin crear nuevos impuestos ni subir los existentes, sino incrementando las bases imponibles. Para ello, la generación de una estructura empresarial que garantice un empleo estable y de calidad resulta clave con el fin de incrementar los niveles de renta personal, beneficios empresariales y consumo regional.
3) La dotación de infraestructuras adecuadas, modernas y efectivas impulsan el desarrollo económico a medio y largo. Generan avances en competitividad, bienestar y cohesión territorial. Castilla- La Mancha debe ordenar, racionalizar y rentabilizar sus proyectos futuros de inversión teniendo en cuenta las necesidades de la región. El desarrollo de nuevas infraestructuras y servicios digitales permite eliminar las barreras geográficas físicas y debería contribuir a fijar empresas y población en zonas con baja densidad demográfica.
Especialmente, una política de aprovechamiento de los recursos hídricos es determinante para mantener una agricultura eficiente y rentable. Se debe promover un amplio pacto social para reclamar una política hídrica nacional más sostenible, que asuma los principios compartidos de la Directiva Marco comunitaria del Agua, propicie una mayor participación autonómica, defienda los derechos de desarrollo local a través de los regadíos sociales, restrinja los trasvases a las necesidades básicas probadas y, garantice la conservación y recuperación ambiental de los ríos y acuíferos.
4) La educación y la formación deben estar enfocadas a la empleabilidad futura, teniendo en cuenta las necesidades de las empresas y de la sociedad, de forma que se facilite la incorporación de los jóvenes al trabajo. Debe fomentarse el dominio de idiomas, el conocimiento de las nuevas tecnologías digitales y la formación continua en las empresas para asegurar la actualización de los trabajadores en activo. Hay que impulsar la Formación Profesional dual involucrando al máximo a la empresa y a la Universidad, como colaboradores naturales, en la fijación de los contenidos educativos flexibles y adecuados a la demanda del mercado laboral.
5) Castilla-La Mancha, en los Presupuestos anuales de la JCCM, debe priorizar el ajuste presupuestario y la reducción de la Deuda Pública. Se necesita contar con cierto colchón fiscal que permita responder ante la posibilidad de una nueva crisis económica que genere gastos extraordinarios y de una previsible subida de tipos de interés. Castilla-La Mancha no puede endeudarse de manera excesiva, ya lo estamos; y deberíamos ir digiriendo la importante deuda que acumulamos., porque la deuda la pagaremos con la renta futura de los ciudadanos y la capacidad productiva futura de todas las empresas y autónomos.
6) Por último, hay que realizar una revisión integral del gasto público mejorando la calidad y eficiencia. Dadas las limitaciones de capacidad fiscal que tiene nuestra Comunidad y con el fin de ser menos dependientes de transferencias de nivelación, la JCCM ha de ser un modelo de eficacia, aprovechando al máximo los recursos que emplea para mejorar el servicio que ofrece a los contribuyentes y ser lo más eficiente posible. Hay que seguir recordando que el dinero público es de todos y que más gasto, por sí mismo, no significa mejor servicio. Se debieran introducir herramientas que evalúen la eficiencia individual y de los distintos servicios ofrecidos, así como mejorar la transparencia y la rendición de cuentas. Y todo ello, sin perjuicio de presionar para una revisión del modelo de financiación autonómica que resulta fundamental para dar estabilidad a nuestras finanzas públicas.