Las conoces. Son las que limpian. Son tus vecinas, las madres de las amigas de tus hijas, tus amigas, tu hermana, tu tía, tu madre. Las has visto cientos de veces en los organismos públicos: en los hospitales, los colegios, los ayuntamientos, en la ayuda a domicilio.
Las conoces. Son las que limpian. Las veras empujando carritos grises llenos de mochos, cepillos, bayetas de colores, bolsas de basura y un arsenal de productos químicos para mantener la higiene de las salas de espera, las letrinas, los quirófanos, los colegios, etc. Son las trabajadoras de la limpieza de edificios y locales que están luchando por un convenio y un salario dignos en Toledo y en Castilla-La Mancha y que son más de 15.000 mujeres.
Las conoces. Son las que limpian. Rosi, Ana, Verónica, Carmen, Lucía, Inés, Susana, Teresa, María, Paqui, Luisa, Loli… Si les quieres poner cara sólo tienes que acercarte a una de las múltiples concentraciones que están organizando en toda la región.
Las conoces. Son las que limpian. Han sido esenciales durante la pandemia, de la primera línea de defensa.
Las conoces. Son las que limpian. Tienen los convenios colectivos caducados desde finales de 2021 están negociando unos incrementos salariales que les permitan afrontar la grave pérdida del poder adquisitivo. La patronal ASPEL y las patronales provinciales del sector han bloqueado cualquier incremento salarial superior al 2 % anual (las trabajadoras piden el 4 % anual); se han negado a incluir una cláusula de revisión salarial que garanticen el mantenimiento del poder adquisitivo y a que les reduzcan la jornada para que todas las que tienen contratos a tiempo parcial (tres de cada cuatro) mejoren sus cotizaciones y salarios. Además les racanean constantemente en cosas tan esenciales como la dotación de los utensilios y productos que necesitan estas trabajadoras para el desempeño de sus funciones (legía, bayetas, papel higiénico, papel limpiamanos, etc.). No hemos de olvidar que gran parte del dinero que reciben las patronales viene de las administraciones públicas, ya que la mayoría son servicios privatizados. Algo tendrán también que exigir las administraciones públicas a estas patronales ante estos incumplimientos.
Estas patronales son las que le pagan a su jefe Antonio Garamendi, el presidente de la CEOE, un salario de 400.000 euros anuales. ¡De algún sitio tienen que salir todas esas perras! Pues una parte de esos dineros seguro que sale del salario de las trabajadoras de la limpieza, algunas cobran unos paupérrimos 600 euros mensuales (el salario mínimo interprofesional en España está actualmente en 1.080 euros) y han tenido una pérdida de poder adquisitivo del 12,4 %. Cada vez queda más claro que los empleos de todas estas mujeres se vendieron a los peores postores. Unas patronales cicateras, machistas y depredadoras que siguen despuntando en una de las más antiguas patologías empresariales: la explotación. Patronales lloronas y pedigüeñas con el Estado que precarizan los trabajos y los salarios de las mujeres a costa de unas ganancias últimamente inéditas.
Que se siga considerando nuestro trabajo gratuito, se mal pague y se devalúe es una trampa más de este sistema capitalista depredador. La Huelga Feminista tiene como eje laboral central la defensa del trabajo y los salarios dignos. El conflicto de las trabajadoras de la limpieza es un ejemplo de la lucha de las mujeres y de la lucha feminista.
Las conocemos. Son las que limpian. Estamos y estaremos siempre a su lado para defender la dignidad y la justicia social.
¡SI NO SE FIRMA, AQUÍ NO SE LIMPIA!
¡VIVA LA LUCHA DE LAS MUJERES!