Estamos inmersos en cambios sociales importantes donde la individualización está ganando terreno, relegando a un segundo plano la organización en comunidad. No hay más que mirar a nuestro alrededor para ver cómo el urbanismo ha cambiado, no sólo la imagen de nuestro municipio, incluso en la forma de relacionarnos, y en todo este proceso que aboga por la individualidad es donde tenemos que reivindicar una lucha desde lo común.
Para ello, la política local es fundamental como herramienta para diagnosticar las necesidades más cercanas de nuestro día a día: gestión de limpieza, infraestructuras, movilidad…es ahí donde brota la importancia de pensar en lo común. Esa gestión comunitaria se debe organizar desde los vecinos y vecinas, siendo protagonistas de la evolución del municipio y con esa cooperación las políticas que se lleven a cabo tendrán como objetivo principal el bienestar de toda la ciudadanía.
En este sentido, desde la lucha de lo local es donde la comunidad se perfila como el actor político más poderoso ya que si no existe una fuerza social no puede haber transformación. Es decir, sólo desde la organización y pensamiento en lo común se puede cambiar todo aquello que nos rodea.
Por todo lo anterior, debemos dar la importancia y apoyo en la creación de tejido asociativo, agrupaciones vecinales y plataformas de luchas concretas que reivindiquen las necesidades colectivas desde lo cercano porque sin un pensamiento desde lo común, no podemos ser comunidad.
Vecinos y vecinas, recordemos que gota a gota se forma lluvia.